Los Fore viven en el distrito de Okapa, en Papúa, Nueva Guinea. Se trata de unas 20.000 personas que subsisten gracias a la tala y la caza de animales selváticos pequeños, y de quienes poco se sabía en el resto del mundo hasta la aparición de una epidemia de una extraña enfermedad neurológica degenerativa.
La patología lleva el nombre de Kuru (que en la lengua de los Fore significa “temblor con fiebre y frío”), y fue descripta por primera vez en 1954 por el explorador australiano W.T.Brown, quien escribió en su primera visita a la región: “la primera señal de una muerte inminente es que el enfermo muestra flojera muscular que termina en debilidad general y graves problemas para ponerse en pie… Sufre terribles temblores, deja de comer, luego pasa el día acostado, ya no se levanta, hasta que finalmente muere”.
En un principio, al analizar esta enfermedad que sólo se desarrollaba entre los Fore, los investigadores creyeron que estaban ante casos de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, una encefalopatía transmisible. Luego advirtieron que se trataba de otra enfermedad, de características propias, pero quedaba la duda acerca de cómo se propagaba.
La respuesta llegó gracias a la investigación antropológica, que mostró que los Fore realizaban ritos funerarios en los que se comían a los muertos; la idea era mantener la fuerza vital del fallecido dentro del pueblo, para lo cual los hombres se alimentaban de las manos y los pies del cadáver, y las mujeres y niños se comían el resto del cuerpo, especialmente el cerebro.
Por esta razón eran las mujeres y los niños los más propensos al contagio, ya que en el cerebro radicaba el agente infeccioso del Kuru.
Esta cruel enfermedad, de lento desarrollo y larga incubación pero desenlace letal, fue erradicada cuando los Fore abandonaron el canibalismo ritual, a mediados de la década de 1970, luego de que el 10% del pueblo muriera por su causa.
Fuente: SuperCurioso
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