Tras un diagnóstico médico poco halagüeño y años de excesos, una treintañera dio carpetazo al sedentarismo y cambió de vida radicalmente. Estos fueron los resultados
A veces la vida nos da algún que otro susto para alertarnos de que el camino que tomamos no es el correcto. Escuchar a tiempo cuando nuestro cuerpo nos suplica “¡cambia!” y hacerle caso puede marcar la diferencia no solo entre una persona feliz y sana y otra que no lo es, a veces incluso evitar mayores consecuencias. A Natalie White su cuerpo le dijo “¡basta!” y ella oyó la queja.
Su historia no dista mucho de la de algunos de nosotros: durante sus estudios pesaba 68 kilos, y aunque no vigilaba demasiado su alimentación, alguna que otra vez, de forma esporádica, iba al gimnasio con sus amigas. Sin embargo, ocurrió lo predecible: al graduarse la vida sedentaria le dio la bienvenida en forma de un empleo estresante y muy exigente que le obligaba a estar sentada frente a su ordenador nada menos que 55 horas a la semana.
Empezó a entrenarse para el maratón de Chicago y ese fue el primer paso hacia una vida mucho más saludable, aunque todavía seguía sin perder peso
Era previsible que llegando a casa agotada no tuviera ganas de cocinar y solo se alimentase a base de comida basura y precocinados; además de que el cansancio y el estrés aumentaron su deseo de consumir dulces. Y si uno le suma el poco tiempo libre del que disponía para realizar alguna actividad física… Cuando llegó a los 30 había subido más de 22 kilos de peso. ¿Les suena familiar?
Un buen día despiertas
El 'clic' mental le llegó de forma imprevista. Natalie acudió a su médico porque tenía problemas estomacales y tras realizarle una colonoscopia le descubrieron pólipos en el colon. Así que a los treinta y pocos decidió cambiar radicalmente su estilo de vida: dejó de fumar, se hizo vegetariana y controló más su alimentación. Y, por supuesto, dimitió de aquel trabajo estresante y agotador que le estaba robando la salud. No obstante, seguía sin bajar de peso.
Algunos de sus amigos, aquellos a quienes acompañó alguna vez al gimnasio, participaban en maratones y continuaban ejercitando su cuerpo. ¿Y si se unía al movimiento de la gente sana?
Si ellos podían, no iba a ser menos.
Se marcó una meta: tomar parte en el maratón de Chicago. Una vez se mentalizó para conseguir su meta empezó a entrenar, y aunque el día de la carrera tardó nada menos que 7 horas en terminarla, se sintió mejor que nunca.
La paciencia fue una de las claves del éxito de Natalie, que tardó dos años en bajar los kilos que necesitaba, pero lo hizo disfrutando del proceso
Pero todavía la vida tenía que darle alguna que otra sorpresa…
Después de realizarse una mamografía, los médicos detectaron un bulto sospechoso en su pecho. Si bien no resultó ser maligno y pudieron extirparlo sin problemas, otras personas en su familia habían sufrido cáncer de pecho y el riesgo era mayor para alguien de su talla: 113 kilos en aquel momento.
No había sido suficiente con participar en un maratón, debía encontrar una manera de perder los kilos que le sobraban y cuanto antes. ¿Pero cómo?
Seguir corriendo.
Continuó entrenándose para su segundo maratón y empezó a tomar parte en eventos de fitness, incluso en la durísima Spartan Race. Pero el principio del éxito solo le llegó cuando se matriculó en un gimnasio: ejercicios de cardio, música a todo trapo y estiramientos cambiaron completamente su vida. Si al inicio acudía dos veces por semana, al final era tanto el bienestar que sentía que acabó doblando los días que vestía el chándal.
¿Fue suficiente? Sí y no. También dio un giro de 180 grados a sus hábitos de alimentación, introduciendo mayor cantidad de proteínas. Y mágicamente (aunque no sin esfuerzo) bajó diez tallas en dos años.
Tardó en terminar su primer maratón siete horas. (Corbis)Tardó en terminar su primer maratón siete horas. (Corbis)
Sin embargo, no hubiera conseguido este resultado si no hubiese puesto en práctica tres grandes máximas que toda persona que quiera unirse al club de los saludables debería integrar en su vida.
Las 3 claves del éxito
1. Sé paciente. Si Natalie hubiera esperado perder 20 kilos en cuestión de meses se hubiese desesperado más rápido de lo que tardaba en comerse una barrita de chocolate. La paciencia, ya lo dice el refrán, es la madre de la ciencia. Y sobre todo, no hay que perder la esperanza.
2. Descubre qué te gusta. Ella adoraba correr y los ejercicios aeróbicos del gimnasio, pero quizá a cualquiera de nosotros nos puede resultar pesado. El truco para disfrutar del deporte es, ya lo hemos comentado algunas veces, descubrir qué actividad física te divierte: jugar al tenis, nadar o quizás la danza.
3. Quiérete. Uno de los consejos que dan los expertos cuando alguien empieza un régimen de adelgazamiento es que no se compre tallas más pequeñas esperando poder enfundarse en ellas mañana.
El respeto y el amor por uno mismo deben existir desde el principio, tengamos el peso que tengamos, y luego, cierto es, creceremos en autoconfianza y autoestima conforme vayamos consiguiendo nuestras metas.
La hazaña de Natalie White, tras dos años de ejercicio y una férrea voluntad, no fue solo perder 18 kilos, sino el cambio radical y positivo que dio a su vida