Las consecuencias de la ingesta de bebidas alcohólicas afectan a todo el organismo humano en general, desde los intestinos hasta el corazón, pasando por los vasos sanguíneos hasta llegar a la piel.
Los órganos que metabolizan el alcohol encogen a medida que una persona envejece, por lo que el alcohol llega a permanecer más tiempo en el cuerpo.
Esto explica los casos en personas mayores de 40 años que sufren los síntomas de la resaca durante dos días o más, consecuencia del descenso de agua y fluidos corporales por la deshidratación cada vez mayor del organismo con los años.
Un estudio publicado por el diario digital New Zealand Herald analiza qué efectos negativos puede ocasionar el alcohol en gente que ha alcanzado la mediana edad.
Alguien que ha alcanzado los 40 años siguiendo un estilo de vida de consumo de alcohol ocasional es propenso a que este ocasione daños cerebrales, que se representen con síntomas de depresión, mal humor y ansiedad, incluso llegando a ocasionar demencia.
También, el beber alcohol de forma habitual, sumado a la deshidratación producida por la edad, puede provocar enfermedades de piel como la rosácea, además de la caída de piel e hinchazón alrededor de los ojos.
Otras consecuencias negativas son el sobrepeso y el aumento del peligro de sufrir enfermedades del hígado, como la cirrosis, así como de elevar las posibilidades de sufrir ataques cardíacos, puesto que el alcohol aumenta la presión sanguínea afectando la capacidad de bombear sangre del corazón.
A partir de los 40 años de edad los casos de cáncer más comunes relacionados con el consumo de alcohol son los de boca, de esófago, de mama y de garganta.
Además, los amantes de la bebida se ven afectados en su fertilidad, tanto en hombres como mujeres, pues se reduce la calidad y cantidad del esperma, los niveles de testosterona, y crece la probabilidad de aborto involuntario.