¿Cómo armar un menú de navidad saludable?

Durante la típicas cenas y comidas navideñas todos aquellos kilos que habíamos conseguido perder tras el verano vuelven a brotar en cuestión de días tras todos esos eventos en los que comemos más de lo que deberíamos, abusando de dulces, alcohol y grasas.

Evita tener que proponerte perder kilos de nuevo el 1 de enero con estos consejos para armar un menú de Navidad saludable e igualmente sabroso.

Navidades ligeras

Aunque, a priori, un menú navideño convencional no ofrezca alimentos demasiado grasientos, son esos pequeños detalles como la bebidas, los postres y los aperitivos ricos en aceites grasos los que nos hacen llevarnos las manos a la cabeza al final de las fiestas mientras las rebajas se convierten en una solución casi divina para comprar nuevos (y holgados) pantalones.

Sin embargo, replantearnos introducir platos que nunca antes incluimos en la cena navideña no solo puede convertirse en una buena idea, sino que reinventarás algunas de las comidas más copiosas del año.

Respecto a la bebida poco podemos añadir, salvo que bebas mucha agua y moderes el consumo (y mezcla) de diversas bebidas alcohólicas. También procurar limitar las copas de champagne y ser autoexigente respecto a lo que, tú al menos, consumas.

No obstante, será en la comida donde podremos jugar con más ventaja. ¿No has pensado en introducir hummus con bastoncillos de zanahoria en lugar de ensaladilla rusa? ¿Aprovechar las frutas de temporada y combinarlas con canónigos y vinagre de módena para crear una ensalada diferente? ¿Tomate troceado con dados de queso de cabra o queso light?

Las especias juegan también un papel importante en las comidas ya que además de tener efecto saciante, también camuflan el sabor de ciertas verduras que quizás no guste a los amantes de las grasas y los fritos. Condimentar el pollo asado, las salsas (de puerros, por ejemplo) o las patatas (preferiblemente asadas en vez de fritas) con curry, pimienta, albahaca u orégano aportan un sabor diferente al mismo tiempo que nos permiten comer menos.

No olvides incluir aperitivos suaves, ya que si comienzan soltando la artillería pesada desde el principio no sólo estaremos lo suficiente llenos a la hora de lanzarnos a por el plato principal, sino que aunque estemos a punto de reventar, comeremos más de la cuenta, por gula, y quizás por cortesía.

En lo que concierne a los postres procura introducir frutar como bayas o frambuesas en yogures o, en lo que respecta a las tartas, uno de los clásicos de esta época: la cheesecake, un postre que ya de por si no supera ni las 80 calorías por porción y que casa a la perfección con cualquier celebración.

Los más pequeños son quienes más disfrutan de la comida durante las Navidades, pecando de consumir demasiados dulces y chocolates. Modera su consumo y sustituye tabletas de turrón por chupetines o golosinas que puedan consumirse durante un largo rato. Procura también combinar la fruta con otros elementos más golosos (fruta troceada con chocolate caliente salpicado, por ejemplo) y no permitas que tomen bebidas gasesosas durante toda la noche.

En los pequeños detalles residen los grandes resultados, y las cenas navideñas constituyen, posiblemente, el mejor ejemplo.

Armar un menú de Navidad saludable será tu particular y último reto del 2015, sabiendo que un buen trabajo conllevará unos cuantos kilos menos y nuevos hábitos alimenticios que quizás puedas seguir adoptando a lo largo del próximo año.

¿Eres de los que preparan menús navideños demasiado "pesados"? ¿O de los que les gusta introducir el punto sano en gran parte de los platos?

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