8 mitos sobre la gripe que creia ciertos

Los mitos que giran en torno a la gripe son muchos y numerosos. Te contamos algunos que creíste ciertos y que te dejarán con la boca abierta.

Cuando estamos con gripe son muchos los remedios que nos aplicamos, pero de los cuales, en realidad, no conseguimos nada. Y eso se puede deber a que simplemente sean mitos, que aunque tú creas que son ciertos, la realidad es que están muy lejos de serlo.

De ahí que beber muchos líquidos, tomar antibióticos o mucha vitamina C, se conviertan en algunos de los mitos más sonados en cuanto a gripe se refiere. No te pierdas estas y otras teorías falsas que te sorprenderán.

1.- Beber muchos líquidos

Estar hidratado es algo que tenemos muy presente en nuestro día a día, de ahí la recomendación de beber al menos dos litros de agua al cabo del día. Sin embargo, tampoco hay que excederse, y por eso hay que tener especial cuidado con el consejo de 'beber muchos líquidos' cuando estamos resfriados.

No hay ninguna comprobación científica que confirme que las grandes cantidades de líquidos alivien o prevengan los síntomas de la gripe, por lo que se trata de un simple mito al que todos estamos acostumbrados. Sí es cierto que gracias a estos líquidos permaneceremos hidratados en todo momento.

Pero, cuando tenemos fiebre, comenzamos a sudar y perdemos líquidos, y es en ese momento cuando, únicamente, nos podría venir bien beber esas grandes cantidades de líquidos.

2.- La vitamina C como remedio

Otro de los mitos más clásicos que nos habrán podido enseñar ha sido el de que la vitamina C es realmente buena para prevenir la gripe. Cierto es que este tipo de vitaminas es realmente recomendable para proteger nuestro cuerpo de muchas cosas, pero otra es que te puedas hacer inmune a la gripe sólo por consumirla en mayor cantidad.

Así, la teoría de que la vitamina C tiene propiedades que mejoran el sistema inmunitario cuando se trata del virus de la gripe queda en un simple mito. No dejes de beber los zumos de naranja que tanto te gustan, pero no te engañes, no solucionarás con ellos la gripe que se ha apoderado de tu cuerpo...

3.- Remedios caseros como el ajo y la cebolla

A cuántos remedios caseros habremos recurrido para intentar protegernos o curarnos la gripe que tanto malestar nos provoca... Pues bien, ingredientes como el ajo y la cebolla también se pueden añadir a esta lista de trucos caseros. Pero una cosa es hacerlos y otra, muy distinta, que sirvan de algo... Y eso es lo que realmente pasa con el ajo y la cebolla.

Eso de poner cebolla cruda en tu habitación, beber el caldo de una cebolla cocida o comer ajos no nos ayudan a curarnos la gripe. Estos ingredientes no son tan poderosos como para hacer que la gripe se esfume como si tal cosa. Hay que dejar estos mitos a un lado...

4.- Tomar antibióticos y más antibióticos

Cuando estamos griposos y vemos que nada de lo que tomamos, comemos o bebemos, nos hace efecto, a lo que inmediatamente recurrimos es a los típicos antibióticos. Y aunque sabemos que no se recomienda su consumo con gran frecuencia, lo seguimos haciendo. Pero la cosa no queda ahí, y es que pocos saben que los antibióticos no hacen nada para curarte tu gripe.

Sí, parece mentira, pero es así. La gripe es una enfermedad que se cura con reposo y algún que otro analgésico o antiinflamatorio. Y es que al tratarse de un virus, los antibióticos no hacen absolutamente ningún efecto. Eso sí, si acudes a tu médico y él te lo prescribe, deberás tomártelo porque puede que sea algo más que una simple gripe.

5.- Vacunas sólo para los niños y ancianos

Año tras año vemos las continuas campañas de vacunación contra la gripe, pero son pocas las personas que realmente hacen caso de ellas. Y es que el mito de que sólo se pueden vacunar los niños y los ancianos sigue estando muy presente a día de hoy. No sólo es falso, sino que hay muchas personas que no se vacunan porque simplemente no lo saben.

Por eso, te recordamos que no sólo los niños y los ancianos se pueden vacunar, aunque ellos forman parte de los grupos de riesgo. Pero en estos grupos de riesgo también entran a formar parte las mujeres embarazadas o las personas con problemas crónicos, como la diabetes o el cáncer, entre otras.

Así que si tú estás en alguno de estos grupos, no dudes en vacunarte, porque podrás prevenir, en gran medida, que la gripe aparezca en tu cuerpo.

6.- Resfriado no es lo mismo que gripe

La gran mayoría de nosotros pensamos que el resfriad y la gripe son lo mismo, y que, incluso, tienen los mismo síntomas, sin embargo, no es así. Hablar de resfriado o de gripe son cosas muy diferentes, formando parte del mito de que se consideran lo mismo.

Así, podemos decir que fiebre, tos, dolores musculares o de cabeza, son síntomas de gripe, mientras que los estornudos o el dolor de garganta forman parte del resfriado.

Además, también hay que saber que las vacunas previenen la gripe, pero no los resfriados. Así que si te resfríes no culpes a la vacuna de ello...

7.- Nos resfriamos cuando hace frío

Parece que cuando pasamos frío es cuando realmente nos resfriamos, pero nada tiene que ver con esto. Lo de pasar frío y no abrigarse no son causas de que la gripe asome a tu puerta, sino que se trata de un mito más. Puede que estemos tan acostumbrados a creernos esto que hasta nos parezca mentira pensar lo contrario.

Aun así, lo cierto es que la gripe es una enfermedad infecto-contagiosa, que se contagia por un virus, y que aunque se suela transmitir en los meses de invierno, donde el frío es el gran protagonista, la verdad es que no tiene nada que ver con ello.

8.- Abrigarse o ducha fría

Cuando estamos resfriados, con gripe, la sensación de frío, de estar destemplados, invade nuestro cuerpo. Y lo queramos o no, es algo inevitable, que llega sin que, a veces, nos demos cuenta, y que tarda su tiempo en abandonarnos. Y claro, cuando tenemos frío, lo que solemos hacer es abrigarnos a más no poder... tanto que llegamos a parecer auténticas cebollas. Pues bien, esto no es lo más recomendable en este tipo de sensaciones.

Y más cuando tenemos fiebre. En estos casos ni es recomendable abrigarse y sudar, como tampoco lo es ducharse con agua completamente fría. Así, utilizar ropa transpirable o toallas mojadas en agua fría para la frente, son algunas de las alternativas que puedes seguir para rebajar tu temperatura. Olvidándote, así, de las duchas frías y de los abrigos gordos.

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