Pedro J. Torres: Por qué los niños no hacen ejercicio

Datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), revelan que ya para el año 2010 en todo el mundo unos 4,3 millones de niños presentaban sobrepeso y obesidad infantil, un tercio de los cuales se encuentran en los países en desarrollo; esta información resulta aún más preocupante si se toma en cuenta que un 30% de estos niños presenta cierto factor de riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Investigaciones recientes alertan sobre lo grave que resulta llevar una vida sedentaria, agrega el presidente y vocero de la Fundación Torres-Picón.

Entre las causas más importantes que provocan este alarmante incremento del sobrepeso y la obesidad infantil y sus consecuencias patológicas, se encuentra junto a los malos hábitos alimenticios el sedentarismo, es decir, la falta de actividad física.

El uso excesivo de computadoras y videojuegos explica en parte el mismo, cada vez más frecuente en el hogar, pero la escuela es un entorno en el cual los niños deberían mantener cierto nivel de ejercicio, en forma de juegos o en actividades de educación física; lo cierto es que no siempre es así, aquí también se registra una marcada disminución de la actividad física.

Para conocer cuáles son las razones que motivan esta inactividad, un equipo de científicos de la Maestría de Enfermería de la Universidad Nacional de Colombia, UN, realizó un estudio de la “autoeficacia”, es decir, la motivación y la confianza que tienen los niños para la práctica de actividades físicas, tanto en la escuela como en otras áreas de su entorno, así como sus relaciones familiares y sociales.

Para esta investigación se trabajó con un grupo de 120 niños, de siete a diez años, de un colegio de Bogotá.

Torres invita a prestar atención a dicha investigación.

Para este estudio se establecieron tres parámetros o categorías:

1. Superación de barreras. Se encontró que la mitad de los niños tienen dificultades en este aspecto debido al maltrato escolar o bullying, del cual se encontraron evidencias.

También pudo apreciarse la existencia de las denominadas “barreras de género”, principalmente entre las niñas, las cuales se niegan a practicar ciertas actividades físicas, como los deportes, por temor a ser calificadas como “machitos”.

Igualmente se encontró que en muchos casos la práctica de actividades físicas es considerada como una especie de castigo, es decir que cuando un niño comete una falta, como penitencia se le obliga a hacer ejercicio.

2. Habilidad o competencia. En esta área el bajo nivel de motivación era producto de algún problema físico que hacía que los niños se sintieran incapaces o inhábiles para la realización de algún tipo de actividad física, como el deporte.

3. Búsqueda de alternativas positivas. En este parámetro se evidenció la importancia del papel de la familia; se encontró que muchos niños se encuentran en situación de soledad.

En este sentido, es importante que la familia se involucre más en el problema, que le ofrezca a los niños un mayor estímulo para motivarlos a realizar algún tipo de deporte o actividad física, ya que la separación de los padres o su falta de tiempo para estar con su hijo puede convertirse para éste en un factor de desmotivación y llegar a ser una barrera infranqueable.

A partir de este estudio se construyó un modelo convergente y bidireccional de las actividades físicas de los niños, integrando los factores motivadores de la autoeficiencia, es decir lo que el niño percibe y siente al realizar alguna actividad física, con los factores de su entorno, es decir su ambiente familiar, social y cultural.

Con este modelo es posible elaborar propuestas para la formulación de acciones destinadas a trabajar sobre estos factores que influyen, en algunos casos positiva y en otros negativamente, sobre la motivación de los niños hacia la realización de actividades físicas, acciones que pueden ser llevadas a cabo desde todos los ángulos de su entorno familiar, escolar y social.

El directivo y creador de la Fundación Torres-Picón (que viene trabajando en prevenir la obesidad infantil, así como en impulsar la cultura y las artes entre los jóvenes), Pedro J. Torres, señala que además de una saludable alimentación, el ejercicio frecuente es clave en la conquista y preservación de una buena salud, desde las edades tempranas hasta cuando adultos.

“Esta investigación desde nuestro punto de vista constituye una innovación responsable, que aporta valiosa información”.

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