(CNN) – No está claro qué fue lo que causó una profunda herida en la espalda de Eugene Finney mientras nadaba en el mar con su hija, pero está claro que el roce con el peligro lo ayudó a salvar su vida.
En junio, Finney, de Fitchburg, Massachusetts, estaba visitando a sus padres en Huntington Beach, California, con sus dos hijos y su novia, Emeline McKeown, quien iba a conocer a sus padres.
La familia Finney comparte el amor por el océano. Eugene creció en la costa de Jersey.
Los padres de Finney, ahora jubilados, se enamoraron de Huntington Beach y decidieron hacerlo su hogar después de que su padre fue destacado en la estación naval cercana "Naval Weapons Station Seal Beach".
Ellos llevaron a McKeown y a los niños a disfrutar de un día para que se asolearan y nadaran. Los padres de Eugene compraron tablas para practicar boogie board para Temple, de 10 años, y para Turner, de 6 años.
La familia llegó a la playa a media mañana y antes de que Temple estrenara la nueva tabla para boogie board, le pidió a su padre que la acompañara a nadar. Nadaron un poco más de 91 metros frente a la playa a una profundidad entre 2 y 2,7 metros.
Finney giró y vio que se acercaba una gran ola y rápidamente tomó a Temple para zambullirse debajo de la ola que rompía.
Cuando trató de salir a la superficie, fue golpeado por un objeto grande.
"Me golpeó en la espalda con fuerza. Realmente duro. Nunca me habían golpeado tan duro en toda mi vida", dijo Finney.
El golpe empujó a Finney y a su hija más hondo en el agua y su primer pensamiento fue llevar a Temple hasta la superficie. Los dos nadaron hacia la orilla y cuando la profundidad del agua ya era poca y les permitía caminar, Temple le preguntó: "Papá, ¿por qué te está sangrando la espalda?"
La cortada que le quedó a Finney en la parte alta de la espalda era de unos 30 centímetros de largo y le causó bastante sangrado, así que se dirigió a uno de los baños de la playa para quitarse el agua salada de la herida.
Cuando regresó a la playa, su novia y su hijo dijeron que habían visto aletas en la zona donde lo habían golpeado, dijo Finney.
Para el teniente Claude Panis, de la sección de seguridad de la marina de Huntington Beach, no está claro qué fue lo que causó la herida en la espalda de Finney. "Existen una serie de cosas que podrían haber causado la lesión: rayas, escombros, otro nadador o una tabla de surf", dijo.
Pero Finney no buscó a los salvavidas después de ver su herida y no informó del incidente.
Huntington Beach ha tenido su cuota de avistamientos de tiburones este año.
Dos días después de que Finney fue golpeado, un surfista chocó con un joven tiburón blanco en la misma zona en donde Finney había estado nadando. Ese incidente provocó el único cierre de la playa en la ciudad de Huntington Beach durante el verano.
"En mis 38 años, nunca he visto tantos tiburones blancos juveniles acercarse a las playas como en este año, es una especie de anomalía", dijo Panis.
Finney y su familia regresaron a la playa ese día, dos días antes de regresar a la costa este, y vieron que observadores de tiburones patrullaban la playa.
Poco después, Finney regresó a Massachusetts, y a su trabajo en el Museo de Arte de Fitchburg. Pero tenía problemas para dormir y estaba experimentando dolor en el pecho. Su jefe, Nick Capasso, lo animó a ir al hospital.
Finney condujo personalmente al Centro Médico St. Elizabeth's, en Brighton, Massachusetts. Le dieron un sedante para calmar su respiración irregular, se sometió a un electrocardiograma y le hicieron Rayos X el pecho.
Los rayos X mostraron que tenía una inflamación alrededor de su corazón causada por la contusión interior de la cavidad torácica debido al traumatismo contundente que experimentó, dijo Finney.
Un hallazgo sosprendente
Mientras los médicos observaban sus heridas, hicieron otro "descubrimiento adicional".
Encontraron un tumor pequeño, del tamaño de una nuez, en su riñón derecho. Su médico le dijo que podría ser canceroso, dijo Finney.
La noticia del descubrimiento lo sacudió. "Pensé: 'Tienes que estar bromeando'. En realidad no podía creerlo", dijo Finney.
Fue remitido con el Dr. Ingolf Tuerk, director del programa de cirugía robótica asistida en St. Elizabeth's. Tuerk realizó una cirugía robótica mínimamente invasiva en septiembre y extirpó el tumor, junto con el 20% del riñón derecho de Finney.
Una semana más tarde regresaron los resultados de la biopsia y se determinó que el tumor era canceroso, dijo Tuerk.
"Si no hubiera tenido el encuentro con el tiburón, y por el hecho de que él es un hombre saludable de 39 años de edad, el tumor probablemente habría crecido a lo largo de los próximos cinco o seis años. La cirugía podría haber sido significativamente menos exitosa si el tumor no se hubiera localizado pronto", dijo Tuerk.
Finney todavía se está recuperando de la cirugía pero está agradecido por el amor y apoyo de su novia y el increíble cuidado que recibió en el hospital.
"Si no hubiera sido por su amor y apoyo, no sé que habría pasado", confió Finney.