Una vida plagada de adversidades nunca sería una opción a elegir por voluntad propia, aunque una existencia sin tropiezos debe ser algo así como un vivir aburrido, vacío y muy insípido.
Como en este caso los extremos son utopía sin discusión, la idea es aprender a sortear los tropiezos afrontándolos con la actitud positiva que nos aleja de las desilusiones y las depresiones.
¿Qué se aprende a punta de golpes? Sí, a veces asimilamos las lecciones de vida tras varios coscorrones. El chichón cede y queda la enseñanza tras la adversidad.
Y tú, ¿qué tipo de persona eres a la hora de enfrentar los percances de la vida?
SUCUMBIR O CRECERSE
Afirma la psicóloga Patricia Ramírez Loeffler que solo hay dos caminos para solventar la existencia: sucumbir o crecerse. Y, obviamente, hay que elegir la segunda opción.
Para saber por dónde estás trajinando -y poner los correctivos si fuera el caso- la especialista ha definido cuatro categorías de personas. Veamos:
Vive quejándose y nunca ve un rayito de luz en la oscuridad. Solo habla de lo mal que está el mundo y del futuro desolador. Y, por supuesto, siempre le echa a los demás la culpa de su miserable vida. Pierde el control con facilidad, y termina sintiéndose desolada y sin recursos.
LA VÍCTIMA
Similar a la avinagrada porque se queja de todo, la víctima además se lamenta por todos sus sufrimientos y le reclama a la vida lo injusta que ha sido con ella. No para de hablar de su mala suerte. Invierte tanta energía en el llanto que nunca tiene fuerza para buscar soluciones.
Recibe igual todo lo que le llega, sea bueno o sea malo. No se queja, tampoco expresa sus sentimientos. Piensa que los problemas están predestinados, que no se pueden modificar y por eso no buscan soluciones. Solo se sientan a esperar que algo bueno ocurra.
Empecemos por definir resiliencia como la capacidad que tenemos para sobreponernos a situaciones adversas y dolor emocional. Este tipo de persona es capaz de reinventarse, reinterpretar, analizar, tomar decisiones y levantarse después de un golpe.
Saben que los tropiezos son parte de la aventura, misterios por resolver. Sufren y padecen, pero siguen avanzando porque los problemas los motivan a seguir luchando. Observan las dificultades como experiencias que enseñan y situaciones con las que hay que aprender a convivir.
Conclusión, ¿qué tipo de persona eres tú a la hora de lidiar con un tropezón?
Fuente: Revista dominical / LD