Las temperaturas no dejan subir y los primeros en poder disfrutar del verano ya han salido de vacaciones. En todo caso, conviene escoger una buena protección solar para afrontar el verano de forma inteligente, cuidando la piel. Veamos algunos consejos que permiten escoger el producto ideal, en función de la piel y de las necesidades, para broncearse con total seguridad.
Aceites, cremas, lociones, leches son muchos los tipos de marcas ofrecidas para proteger la piel frente a los daños provocados por el sol. Más que el tipo de producto, el índice suele ser un problema para algunos a la hora de escogerlo en función de su tipo de piel, de los rayos UV, y de las zonas que se deben cubrir.
El factor de protección solar aparece en forma de un índice con la abreviación SPS, o SPF en su versión inglesa, y depende de dos factores, del tipo de piel y de las condiciones de exposición.
4 prototipos se distinguen, sabiendo que cuanto la piel y el pelo son más claros más frágil y sensible se considera que es la persona, y por lo tanto mayor tiene que ser el índice de protección. En cuanto a las condiciones del sol, es en la playa y en las actividades externas prolongadas donde hay que tener mayor cuidado.
De hecho, las personas con una piel blanca o lechosa, que tienen manchas sobre la piel, o las personas pelirrojas deben decantarse por una alta protección solar, más del 50, mientras que las pieles claras y el cabello rubio, con o sin manchas en la piel, deben optar por una alta protección solar, esta vez comprendida entre 30 y 50.
Las pieles claras con pelo castaño, pero que broncean fácilmente, deben escoger una protección solar media de entre 15 y 25, mientras que las pieles mates pueden contentarse en una protección más baja entre 6 y 10.