Trabajada Por :Juana Mercedes
Santo Domingo, República Dominicana.- La ansiedad es una vivencia universal, surge como respuesta adaptativa ante situaciones ambiguas en las que se anticipa una posible amenaza y que prepara al individuo para actuar en defensa; suele ser transitoria y percibida como nerviosismo o desasosiego, pero cuando esta se presenta como una preocupación excesiva, persistente y desproporcionada en una amplia gama de acontecimientos o actividades, genera una serie de reacciones fisiológicas, con repercusiones a nivel físico, psíquicos y conductuales que permanece por 6 meses o más, podemos hablar del Trastorno de Ansiedad Generalizado.
Es una patología de alta prevalencia, estimándose que de 3 – 8 % de la población general la padece, afectando con predomino al sexo femenino, puede aparecer a cualquier edad, pero más frecuente entre la segunda y tercera décadas de la vida; suelen ser comorbidos entre sí con otros trastornos psiquiátricos y otras enfermedades.
La patogenia del Trastorno de Ansiedad Generalizado es de base multifactorial siendo estos genéticos, bioquímicos y ambientales; los estresores externos tales como interpersonales, laborales y económicos juegan un papel trascendental como predictores, así como también factores o procesos cognitivos en los que el paciente posee un sistema de pensamientos negativos. La ansiedad se percibe como una sobrevaloración hacia la amenaza, el paciente presta atención selectiva a los detalles negativos del entorno y posee una infravaloración de sus potenciales personales y de la propia capacidad de afrontamiento. Estas personas no pueden evitar sus inquietudes, a pesar de saber que la preocupación es mayor que lo que la situación amerita.
Se presentan una serie de síntomas que pueden, en gran medida, resultar incapacitantes, caracterizado por vigilia cognitiva donde el paciente experimenta irritabilidad, fatigabilidad, inquietud, alteración en la concentración y atención y facilidad para sobresaltarse. También se encuentra hiperactividad en el Sistema Nervioso Autónomo: sensación de sed de aire, palpitaciones, sudoración excesiva, además tensión muscular, cefaleas, malestar gastro-intestinal y alteración en el patrón de sueños, entre otros.
Estos síntomas obligan al individuo a visitar diferentes especialistas tratando de ponerle fin a su preocupante malestar, llegando a tener consultas multidisciplinarias sin encontrar alivio a su padecimiento.
El Trastorno de Ansiedad Generalizado tiene un curso crónico con periodos de remisión y exacerbación, sobre todo en los momentos de estrés. Sin embargo, una adecuada evaluación donde se descarten otras posibles comorbilidades, seleccionando el manejo adecuado, el cual incluye terapia psicofarmacológica la intervención psicológica, terapia cognitiva conductual con la cual se aporta al individuo estrategias de respuesta para lograr una interpretación del entorno de una manera más adecuada y así lograr disminuir la frecuencia y la intensidad de los síntomas, así como también la tasa de recaídas.
Por ser esta una patología tan frecuente e incapacitante, tenemos que prestar atención a las señales de alerta ante dicha sintomatología; la falta de una pauta común de presentación, la somatización y asociación con enfermedades crónicas, así como también la necesidad de una terapéutica específica y prolongada, la hace una patología compleja.
Dra. Yomaly Almonte
Centro Vida y Familia Ana Simó