Prueban por primera vez por qué la memoria se pierde con la edad

Es porque a medida que pasan los años deja de funcionar un gen específico que está presente en el hipotálamo. El descubrimiento permitiría tratar ciertas enfermedades relacionadas con el olvido.

Con el paso de los años puede ser más difícil encontrar las palabras espontáneamente, o se tarda más en “sacarlas” afuera. También se procesa la información más lentamente o cuesta más aprender tareas nuevas. Se trata de algunos de los cambios que ocurren con el envejecimiento normal de la memoria del cerebro, que no afectan la vida cotidiana, y que son diferentes a las modificaciones que se producen cuando hay patologías como la enfermedad de Alzheimer.

Ahora, por primera vez, se describió un mecanismo molecular que lleva a la pérdida de la memoria en el envejecimiento normal. El descubrimiento fue realizado por el equipo de Eric Kandel, científico que ganó el Nobel de Medicina en el año 2000 y que investiga en la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos.

El grupo de Kandel –integrado por 7 investigadores de diferentes institutos de su universidad y con apoyo del Instituto Médico Howard Hughes, el Instituto Nacional del Envejecimiento y dos fundaciones privadas– examinó cerebros donados por personas que habían muerto entre los 33 y los 88 años sin mostrar síntomas de enfermedades neurológicas.

Descubrieron que un gen en una parte específica del hipocampo, que es el centro de la memoria del cerebro, deja de funcionar adecuadamente en la gente mayor: produce menos cantidad de una proteína crucial, que llaman RbAp48. Para corroborar el descubrimiento recurrieron a experimentos en ratones.

Se observó que al reducir los niveles de esa proteína por una manipulación genética, los animales jóvenes sanos se perdían en laberintos. También perdían eficiencia en otras tareas que requieren el uso de la memoria, de la misma forma que les ocurre a los ratones viejos en forma natural. Eso no fue todo. Encontraron que la pérdida de memoria era reversible: al aumentar los niveles de la proteína, se consiguió que los ratones mayores y olvidadizos recuperaran una memoria aguda como la de los jóvenes.

Los resultados, publicados el miércoles en la revista Science Translational Medicine, abren un camino singular. Para Ricardo Allegri, jefe de neurología cognitiva de FLENI e investigador principal del Conicet y Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el descubrimiento es muy interesante porque da una evidencia fundamental de la pérdida de memoria normal que se produce en el envejecimiento y lo diferencia de lo que sucede con la enfermedad de Alzheimer. “Por primera vez separan el olvido normal del olvido por envejecimiento del Alzheimer a nivel del mecanismo molecular en regiones del hipocampo. Esto servirá para el conocimiento general de los procesos subyacentes de la memoria. Y permite preveer el desarrollo de agentes terapéuticos para el olvido normal del envejecimiento”, dice.

Es que con el descubrimiento, la proteína se convierte en un potencial blanco de una intervención. Scott Small, uno de los integrantes del grupo de Kandel, dijo que ahora tienen un camino para tamizar terapias que podrían ser efectivas contra problemas del envejecimiento normal. Consultado por Clarín, Pablo Richly, jefe de la clínica de memoria del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), opinó que el descubrimiento de Kandel y su grupo “abre la posibilidad para desarrollar intervenciones que puedan modificar los efectos negativos del envejecimiento en nuestro cerebro”. Hasta ahora no teníamos un parámetro biológico para diferenciar el envejecimiento normal del envejecimiento con patología.

En tanto, según comentó a Clarín, el especialista en neurología Ignacio Demey, que es jefe de neurología cognitiva del Instituto de Neurociencias Buenos Aires (INEBA), “la nueva proteína puede ser una pista para seguir un camino en la investigación”. Destacó que Kandel está aportando todavía más conocimiento del que ya aportó y que lo hizo merecedor del Noble. Pero Demey también expreso cierta cautela: “Me parece raro que todo el envejecimiento normal de la memoria dependa de una sola proteína. Porque ya aprendimos que en el cerebro nada es sencillo. Pero sin dudas esta proteína puede jugar un papel clave”.

El especialista cree que será necesario investigar más. “Sería importante –dice– detectar la proteína en personas vivas y correlacionar con el rendimiento real de la gente sana”.

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