El receptor que nos hace adictos al chocolate, y también a las drogas

La información presenta un nuevo indicador para definir la vulnerabilidad a padecer un trastorno alimentario

Un receptor de cannabinoide presente en nuestro cerebro parece ser clave en las adicciones, desde las más placenteras, como el chococlate, hasta las más peligrosas, como a la drogas.

Lo acaba de ver un estudio publicado en «Neuropsychopharmacology», de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, en el que se demuestra que es posible inducir un comportamiento de tipo adictivo a la comida en ratones y que manifiestan una sintomatología similar a la aceptada en la última edición del manual diagnóstico de enfermedades mentales (DSM-5) para definir los criterios de adicción a drogas.

La obesidad y los trastornos médicos asociados representan un problema de enorme magnitud en los países desarrollados cuya prevalencia continúa creciendo de manera importante en los últimos años.

Investigaciones recientes han relacionado la obesidad y los trastornos de ingesta alimentaria con enfermedades de un perfil adictivo que podrían compartir sustratos biológicos similares a los implicados en la adicción a drogas.

Ahora este nuevo estudio permite avanzar en la comprensión de los trastornos conductuales inducidos por la comida y en las bases neurobiológicas de dichos trastornos que podrían ser nuevos indicadores para definir la vulnerabilidad a padecer un trastorno alimentario.

Como ha explicado Maldonado «este comportamiento de tipo adictivo se indujo mediante el empleo de comida de alta palatabilidad con gusto a chocolate que los ratones tenían que buscar de manera activa en una caja de comportamiento operante», y añade que «tras un largo entrenamiento en la búsqueda de este tipo de comida, los ratones que desarrollaron este comportamiento adictivo realizaron entre 600 y 2.000 respuestas en una palanca activa para obtener un único pellet de 20 mg de comida con dicho sabor a chocolate».

Pero los ratones persistieron también en la respuesta en la palanca activa a pesar de que dicha respuesta daba lugar a una pequeña estimulación eléctrica desagradable antes de recibir el pellet de comida. Así mismo, perdían su capacidad para controlar la respuesta de búsqueda de dicho pellet.

Maldonado añade que «estos comportamientos compulsivos y de pérdida de control habían sido antes descritos en roedores que buscaban drogas altamente adictivas como la cocaína y la originalidad de este estudio radica en ponerlos ahora en evidencia en ratones que buscan comida con sabor a chocolate».

Los animales que desarrollaron este comportamiento de tipo adictivo presentaron importantes alteraciones en la metilación de la secuencia de ADN que codifica para el receptor cannabinoide CB1, el cual desempeña también un papel crucial en la adicción a drogas.

La ausencia genética o el bloqueo farmacológico de este receptor cannabinoide CB1 impidió que los ratones desarrollaran este comportamiento de tipo adictivo a pesar de recibir el mismo entrenamiento para la búsqueda de esta comida con sabor a chocolate.

Estudios de proteómica nos han permitido identificar los cambios precisos que aparecen en determinadas estructuras cerebrales de estos ratones y que podrían representar el sustrato neurobiológico que desarrolla dicho proceso adictivo promovido por la comida con alta palatabilidad.

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