Tétanos: Si no se previene a tiempo puede causar la muerte

El tétanos es una enfermedad en la que el sistema nervioso se daña por una toxina llamada tetanospasmina. Esta toxina la produce una bacteria llamada Clostridium tetanis, un microorganismo sencillo que se encuentra en forma de espora en la tierra, el suelo, la piel, debajo de las uñas, etcétera.

La principal vía de contagio del tétanos es a través de heridas que se contaminan con dicha bacteria al entrar en contacto con el suelo, objetos oxidados, animales…

Cuando la espora encuentra las condiciones óptimas para reproducirse en la herida, comienza a sintetizar la toxina, que viaja hasta la médula espinal. Ahí inutiliza diversas neuronas, provocando la contracción de los músculos, y dando lugar a espasmos sostenidos.

Ocurre lo mismo en el sistema nervioso vegetativo simpático, lo que causa otros síntomas típicos del tétanos, como taquicardias, hipertensión o fiebre.

Se tiene conocimiento del tétanos desde la antigüedad, Hipócrates y Galeno la describieron como una hipercontracción de los músculos corporales.

No fue hasta el siglo XIX cuando se relacionó a la enfermedad con un germen y se identificó la toxina, lo que fue esencial para poder fabricar la vacuna que se utilizó por primera vez en la Primera Guerra Mundial.

El tétanos puede contraerse en cualquier lugar del mundo, sin embargo, su frecuencia varía mucho según el nivel de vacunación de cada región. Lo habitual en Europa son 0’1 casos por cada 100.000 habitantes cada año, estas cifras son similares en los países más desarrollados de Latinoamérica.

En los países menos desarrollados hay regiones donde los casos de tétanos se disparan hasta 20 por cada 100.000 habitantes al año, para evitarlo la OMS coordina varias campañas de vacunación en zonas desprotegidas.

Una persona no vacunada que contraiga tétanos está en peligro de muerte. Esta enfermedad tiene una mortalidad en los países con un buen sistema sanitario del 10-20%, siendo del 40-50% en los países en vías de desarrollo, pudiendo a llegar hasta el 75% en las regiones más pobres del planeta, según datos de la OMS.

La enfermedad es todavía más grave cuando se infectan los recién nacidos, en este caso la mortalidad es del 70-90%.

La vacuna, por tanto, es esencial para prevenir el tétanos y salvar así la vida de las personas infectadas por el Clostridium tetanis, de hecho casi todos los casos de tétanos se dan en personas adultas que no recibieron la vacuna en su infancia.

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