La investigación ha encontrado que el riesgo de sufrir un ictus es mayor en aquellas personas que presentan alteraciones cognitivas.
Sin embargo, en el intento de prevenir aún más este tipo de daño cerebral de consecuencias importantes, existen estudios que están intentando averiguar si tener quejas subjetivas sobre la memoria (y no necesariamente fallos en los test) puede ser un factor que se asocie con el riesgo de sufrir un ictus.
Este es el caso del estudio llevado a cabo por Ayesha Sajjad, del Erasmus University Medical Center en Rotterdam (Países Bajos) y su equipo de colaboradores.
Los investigadores contaron con la colaboración de 9152 personas a los que evaluaron en dos momentos temporales con entre 7 y 10 años de diferencia. Todos completaron cuestionarios sobre quejas de memoria y realizaron un test cognitivo breve y se les hizo un seguimiento acerca de la incidencia de ictus.
Los resultados, publicados recientemente en la revista científica Stroke (2015), mostraron que durante los años de seguimiento, aparecieron un total de 1134 ictus, en su mayoría de tipo isquémico. El sufrir un ictus se asoció de forma positiva con la presencia de quejas subjetivas de memoria, aunque esta relación estaba influida por el nivel educativo.
Lo que se observaba es que las personas que decían tener más fallos en la capacidad de memoria tuvieron más probabilidad de padecer un ictus, especialmente cuando poseían un mayor nivel educativo.
Los autores concluyen que las quejas de memoria podrían ser un indicador temprano de riesgo de ictus, de forma más importante en aquellos que poseen un nivel educativo alto.
Otra cuestión que queda abierta es la de saber si el hecho de fortalecer tus funciones cognitivas te protege también de enfermedades como el ictus. No lo podemos responder aún pero es probable que tu cerebro te lo agradezca y tú lo notes en tu día a día.
Dejemos que la ciencia avance y pongamos cada uno nuestro granito de arena en el cuidado de nuestra salud.
Marisa Fernández, Neuropsicóloga Senior, Unobrain
