Beber vino con moderación, aproximadamente de dos a siete copas a la semana, está asociado con un menor riesgo de depresión, indicó la Red de Prevención Mediante Dieta Mediterránea (Predimed).
Según un comunicado, pocas cantidades de alcohol, consumidas preferentemente en forma de vino, producen un efecto protector frente a los sentimientos de tristeza, angustia y desolación.
La clave es beber poco
Tras un seguimiento durante siete años a 5,500 bebedores de consumos ligeros y moderados de alcohol se encontró que, contrario a lo que ocurre con el consumo excesivo, lo cual conlleva trastornos mentales, una ingesta baja de la bebida está relacionada con la poca incidencia de depresión.
Estos resultados fueron significativos al tomar en cuenta factores sociales y de estilo de vida como el tabaco, la dieta o el estado civil. En todos los casos, el vino actúo como un agente protector contra sentimientos adversos.
Efecto similar en enfermedades coronarias
De acuerdo con la investigación, este efecto es similar al que produce el vino en enfermedades coronarias, de hecho se cree que la depresión y este tipo de padecimientos comparten mecanismos causales comunes, por lo que no es de extrañarse que la bebida funcione como escudo en ambos cosas,
Por último, los autores del estudio resaltan que investigaciones previas han indicando que algunos componentes no alcohólicos del vino, como el resveratrol y otras sustancias fenólicas tienen funciones beneficiosas en áreas cerebrales.
Sin mencionar los efectos antioxidantes que posee, los cuales han sido objeto de numerosos estudios.
¿Te gusta el vino? ¿Cuántas copas te parecen adecuadas?