Me confieso gran fan de las barbas… me fascinan los hombres con barba, entre más grande y mejor cuidada, más me gusta. Y aunque la barba no necesariamente está ligada con un bad boy, la verdad es que si el chico tiene tatuajes tiene toda mi atención.
Sí… para mí la combinación perfecta es una buena barba con un tipo bien vestido con un par de tatuajes asomándose por ahí. Supongo que por eso mi ex (tatuado y con barba) me hizo llegar este estudio que vio en Pijama Surf.
Según este artículo, la barba y los tatuajes han sido distintivo de la masculinidad desde el principio de los tiempos, la barba como una señal muy obvia del paso de niño a hombre y los tatuajes como una marca para señalizar algún hecho, situación o posición social.
La masculinidad tiene muchas connotaciones sociales, lo que entendemos por hombría está tapizado de ideas y creencias según el contexto social aunque, como en casi todo, la ciencia tiene algo que decir al respecto de manera mucho más objetiva.
Hablando del mundo de los primates, en las comunidades de muchos individuos los machos necesitan herramientas para hacerse notar a las hembras.
Las comunidades de primates como los gorilas, los chimpancés y los homo sapiens (o sea nosotros…) desarrollan formas de hacer visible su identidad, rango, dominancia o atractivo y por eso usan herramientas o accesorios para evaluar la fuerza y la calidad de los otros machos.
Aquí es donde entran estos distintivos como la barba o los tatuajes. Sí chicas… así de primitivo es esto. Los hombres se dejan la barba y se tatúan para llamar la atención (claro), algo así como nuestro lipstick rojo o los tacones que sugieren una actitud sexualmente atractiva para el sexo opuesto.
Las mujeres nos sentimos atraídas por estos accesorios masculinos porque, evolutivamente, son una forma de identificar a un macho con características atractivas para reproducirnos o emparejarnos.
Una barba pronunciada (y de preferencia cuidada) o un tatuaje interesante distingue a un macho de otro y llama la atención de las atentas mujeres que los observamos, haciendo vibrar nuestras fibras más primitivas ante la sugerencia de que ellos pueden ser buenos candidatos para preservar la especie.
Es maravilloso lo parecidos que seguimos siendo a nuestros parientes los primates… será por eso que ahora el chico que me gusta es una excelente muestra del eslabón perdido.
Fuente: ActitudFem