Tomar las riendas de la alimentación para evitar el sobrepeso y para hacer que tanto el cuerpo como el organismo funcionen mejor no es tan complejo
Son solo pequeños hábitos que pueden lograr grandes cambios y beneficios en tu cuerpo, los expertos en nutrición Mónica Nishizaki Hernández y Jorge Ibarra dan siete consejos que pueden tornar una dieta ordinaria en una mucho más saludable.
1. Planear un menú semanal.
Saber lo que se va a comer en la semana es útil para ver qué combinaciones hacer y no excederse, por ejemplo en los azúcares en un solo día o en las harinas en otro.
2. Técnicas de cocina saludable.
En vez de freír los alimentos, ¿por qué no mejor asarlos, comerlos al vapor o a la plancha? Sí, el sabor puede que no resulte tan parecido, pero se pueden adoptar estas técnicas y adaptarse a un nuevo y más sano sabor.
3. Bajar el consumo de azúcar.
Si se utiliza menos cantidad de azúcar en la comida es posible alejar esos kilos de más, eliminarla de las bebidas a las que se le añade sería lo ideal, pero si no es posible, con reducir las cantidades ya se notará una mejoría.
4. Elegir productos de temporada.
Además de que será mejor para la economía (porque los que están fuera de temporada siempre son más costosos), se garantiza la frescura de los alimentos, que los nutrientes estén con mayor presencia y hay mayor variedad para poder elegir y preparar platos deliciosos con ellos.
5. No abusar de la sal.
Las especias pueden ayudar a que el sabor de la comida resalte sin necesidad de usar tanta sal, que suele ser perjudicial para el hígado y hace que el cuerpo retenga líquidos.
6. Opta por lo integral.
Si estás en el supermercado y vas a comprar una baguette para la comida, prefiere la integral sobre la de harina refinada; lo mismo con el pan de caja o molde, las galletas o los cereales en caja. La fibra extra en el cuerpo hará que el sistema digestivo funcione mejor.
7. Cinco comidas al día.
Entre las tres comidas habituales es importante introducir dos colaciones, es decir, dos tentempiés que sacien los antojos y, a la vez, hagan que el metabolismo se acelere y trabaje más y mejor. Las colaciones no deben ser mayor a 100 calorías y pueden ser algo como una taza de fruta, un par de galletas integrales, yogurt griego, paletas heladas de agua, un trozo de chocolate, semillas o fruto secos.