Carlos Castellanos
Aunque parezca gracioso para algunos o repúgnate y desagradable para otros, igual les comentamos que un nuevo estudio científico ha revelado que los gases emanados a través de los gases intestinales, pueden ayudar a detectar ciertas enfermedades, pero hay que explicar un poco de que se trata este descubrimiento.
El estómago y los intestinos están llenos de microorganismos que producen gases como producto de su metabolismo. Y no existe solo un tipo de bacterias que produzca un tipo determinado de gas, sino que cada familia genera distintos subproductos.
Por ejemplo, las bacterias arqueas metanogénicas producen metano (como su propio nombre indica), mientras que las reductoras del sulfato producen sulfuro de hidrógeno, famoso por su pestilente olor a huevo podrido.
Pues bien, resulta que los investigadores revelaron que el aire producido en los intestinos, puede funcionar como un biomarcador, que desvele la salud de las vías digestivas, porque estos gases pueden contribuir a la aparición de enfermedades gastrointestinales, como el síndrome del intestino irritable, la enfermedad inflamatoria intestinal y el cáncer de colon.
Pero para explicar aún más la utilidad de las flatulencias, los científicos idearon dos métodos que sirven para analizarlas, el primero de ellos es un sistema de fermentación in vitro, donde se obtiene muestras de heces y se realizan cultivos de ellas en un ambiente húmedo libre de oxígeno, similar al del tracto gastrointestinal. El gas generado en la reacción se recoge a partir de los cultivos y se analiza cuantitativamente para separar los diferentes tipos.
El otro método o técnica es a través de sensores de gas en cápsulas, una vez tragados, permiten obtener muestras de gases mientras se encuentran dentro del intestino.
Las píldoras disponen de una carcasa que las protege de los líquidos estomacales e intestinales pero con membrana permeable a los gases, un sensor de gas, un microprocesador y transmisor inalámbrico para transferir los datos, así como una pequeña batería.
Dada la naturaleza no invasiva de estas técnicas, los expertos aseguran que pueden impactar en la industria médica y los sectores de salud pública. Esto facilitaría la formulación de metodologías para el diagnóstico y nuevas terapias basadas en la dieta o en fármacos.