Después de el enojo: Se viene el estallido

Los humanos biológicamente venimos dotados de algunas emociones básicas, como tristeza, alegría, enojo. Todas nuestras emociones están por algo, y son útiles para sobrellevar las diferentes situaciones que enfrentamos en nuestra vida cotidiana.

El enojo es un estado emocional que varía en intensidad, desde una irritación leve hasta la furia, y se presenta cuando percibimos que se está cometiendo una injusticia. Los cambios que se presentan al experimentar una emoción son tanto psicológicos como corporales.

Cuando nos enojamos, la frecuencia cardíaca y la presión arterial aumentan y los niveles hormonales de adrenalina y noradrenalina también. Cambiamos nuestro tono de voz y esto le comunica a la otra persona que estamos enojados.

La sangre se dirige a nuestros músculos y se nos agita un poco la respiración. Todo el lenguaje que podemos expresar con el cuerpo está al servicio de hacerle ver al otro cuán enojados estamos.

Tanto para la persona que nunca se enoja, y permite así que se aprovechen de ella sin poder defender su posición, como para quien se enoja por todo y deteriora su relación con los otros, el no poder manejar el enojo adaptativamente lleva a situaciones problemáticas.

Frente al enojo, podemos hablar de tres reacciones:

1. Expresarlo. Poder expresar sentimientos con firmeza, pero sin agresividad, es la manera más sana. Ser firme no significa ser prepotente sino respetarse a uno y a los demás.

2. Reprimirlo. Otra forma de reaccionar es reprimirlo y luego redirigirlo. Acá se necesita contener el enojo y cambiar el foco en algo más positivo. Algunas veces este enojo contenido tiene sus consecuencias, pudiendo causar problemas de hipertensión, depresión, etcétera.

3. Calmarse. Es necesario que se dé en el plano exterior, como interior, y esto se logra, relajándose, ayudando a autocalmarse.

Una de las primeras cosas que se pueden hacer es salir de la situación para lograr calmarse y no actuar por impulso. Puede ayudar mucho conocer alguna técnica de relajación, y sino respirar profundamente, además de tratrar de repensar el enojo desde el humor.

En lugar de centrarnos en el foco del problema, es importante ver qué soluciones podemos encontrar. Hablarlo con un amigo o un familiar ayuda a comprender el enojo y a tener otras interpretaciones.

Cuando uno siente que los enojos nos llevan a situaciones que no podemos controlar, y éstas afectan las relaciones familiares, laborales, como así también la salud, es importante recurrir a un psicólogo que ayude a desarrollar herramientas para manejarlo.

Fuente: RumbosDigital

Te podría interesar

Deja tu comentario

Populares