Lavarse el rostro es una ección indispensable al finalizar el día. El agua y el limpiador se deshacen de los agentes que pueden provocar arrugas, manchas y flacidez prematura. ¿No lo crees? Mira estos beneficios.
Las investigaciones son unánimes: la polución provoca envejecimiento prematuro de la piel. Las partículas minúsculas que se encuentran en el aire son tan pequeñas que obstruyen los poros y son capaces de acabar con la grasa que mantiene la piel protegida e hidratada de manera natural.
¿Qué sucede entonces? La piel se apaga, está expuesta a radicales libres, se entorpece la formación de colágeno, se dañan las células, aparecen rojeces e irritación.
Es decir, se multiplican las posibilidades de que aparezcan arrugas y manchas en la piel, y ésta se vuelve más vulnerable a la aparición de melanomas.
La solución pasa por lavarse la cara cada día, sobre todo antes de dormir, ya que es fundamental para reducir los daños de la polución y facilitar el proceso de reparación y recuperación que la piel lleva a cabo durante la noche.
Los productos que disfrutan de mejor fama ahora mismo son el agua micelar, los bálsamos y los cepillos sónicos que ayudan a eliminar hasta la más mínima partícula de polución que pueda estar obstruyendo tus poros.
El agua micelar contiene agentes limpiadores que atraen la suciedad sin llevarse por delante los aceites naturales de la piel. Es perfecta para pieles sensibles, porque además se aplica con ligeros toques de presión con algodón por lo que no hace falta frotar la piel.
Los bálsamos tienen una enorme legión de seguidoras porque son muy hidratantes y perfectos para retrasar el envejecimiento. Su textura se vuelve líquida al contacto con la piel, y después se retira con la ayuda de una gamuza de algodón.
Los cepillos sónicos, además de limpiar, exfolian. Y eso también es fundamental para mantener una piel sana. Se pueden utilizar todos los días, aunque si tienes la piel muy sensible es mejor que lo hagas sólo dos veces por semana.
Fuente: Harpersbazaar
