El trabajo físico y la hipertensión reducen fertilidad masculina

Entre los factores que más pueden mermar la fertilidad de un hombre se encuentran, según un nuevo estudio de los Institutos Nacionales de Salud y la Universidad de Stanford en California (EE.UU.) se encuentran un trabajo físicamente exigente, la presión arterial alta y la ingesta de múltiples medicamentos.

“Casi el 15% de las parejas estadounidenses no se quedan embarazadas en su primer año de intento. La infertilidad masculina juega un papel importante, y nuestro objetivo es explorar la influencia de los factores ambientales y el estado de salud en la calidad del semen”, explica Germaine Buck Louis, autor principal del estudio.

En su investigación, los científicos realizaron un seguimiento a más de 500 parejas durante un año. Todas ellas deseaban concebir un bebé y por tanto ya no utilizaban anticonceptivos. Los participantes masculinos completaron entrevistas preliminares acerca de su historial reproductivo, su salud, estilo de vida y actividad profesional, dejando además una muestra de semen para su análisis.

Los hombres tenían una edad media de 31,8 años, eran de raza blanca y con estudios universitarios en su mayoría; además, más de la mitad nunca había dejado embarazada a ninguna mujer. Los resultados mostraron que el 13% de los que tenían un trabajo físicamente importante tenían un bajo nivel de espermatozoides.

De otro lado se analizó su presión alta, diabetes o colesterol alto, descubriendo que solo aquellos que tenían hipertensión presentaban un porcentaje inferior de espermatozoides.

Por último, los científicos observaron que los hombres que tomaban más medicamentos tenían un recuento menor de espermatozoides. Así, el 15% de los hombres que tomaban a menudo distintos fármacos presentaba un recuento de menos de 39 millones de espermatozoides (cuando lo normal es tener entre 40 y 300 millones).

“La buena noticia es que estos factores, si se confirma que tienen efectos negativos sobre la fertilidad masculina, pueden potencialmente ser modificados por la atención médica o el cambio de los comportamientos relacionados con el trabajo”, explica Buck Louis, coautor del trabajo.

El estudio ha sido publicado en la revista Fertility and Sterility.

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