Cuando tu hijo llegue a la preadolescencia y comience a tener repentinos y dramáticos cambios de humor, no debes preocuparte: es perfectamente normal.
Los chicos a esta edad atraviesan muchos cambios hormonales que son fisiológicos y que les causarán estos vaivenes en su humor, emociones y estado de ánimo.
Es un desafío convivir con preadolescentes que están tranquilos un momento y de pésimo humor al otro: estos consejos para ayudarlos a manejar sus cambios de humor les servirán a todos.
Sé comprensivo.
Los preadolescentes atraviesan numerosos desafíos: los cambios de la pubertad, la escuela, problemas sociales, tareas escolares, los cambios en sus cuerpos a alta velocidad. Resulta confuso a esas edad asimilar tantos cambios. Sé comprensivo y recuerda lo difícil que fue esta etapa para tí en tus años de preadolescencia.
Alivia sus responsabilidades.
Si la agenda de tu hijo preadolescente está sobrecargada, será una buena idea suspender una o dos actividades extraescolares. Tener menos compromisos en el día le ayudará a ajustar su ánimo y equilibrar sus días. Además, el tiempo libre será importante para que pueda equilibrarse y esto traerá menos cambios de humor.
Descanso suficiente.
Los preadolescentes necesitan al menos 9 horas de sueño cada noche. Ayuda a regular un horario de irse a la cama y que no trasnoche viendo tv o estando en la computadora: la presencia de estos dos elementos en su habitación puede ser la causa de que acueste tarde y no descanse lo suficiente, y eso aumente sus cambios de humor bruscos y mal humor debido al cansancio.
Alimentos nutritivos.
Los cuerpos de los preadolescentes están en cambio constante, y es necesario que se alimenten bien para acompañar el trabajo de sus cuerpos. Ten disponibles a su alcance varios snacks nutritivos en lugar de golosinas y dulces y asegúrate que cene en familia. La comida chatarra no le brindará a tu hijo toda la nutrición que necesita en este momento de su vida, y eso trae desequilibrios que influyen en su ánimo: muchas veces los cambios bruscos de humor son consecuencia de no estar bien nutrido o de tener baja azúcar en sangre.
Darle un descanso.
Es muy importante que tu hijo tenga tiempo todos los días para relajarse: leer, escribir en un diario, pasar el rato con otros miembros de la familia. Da tanta importancia a estos momentos como a las actividades prefijadas.
Deja que se relaje con sus amigos.
La amistad es muy importante para los preadolescentes. Un simple llamado telefónico, invitar a un amigo a dormir o visitarlo puede cambiar su ánimo. Estate al tanto que tenga buenos amigos y no esté sufriendo situaciones de presión social.
Tiempo de diversión en familia.
Es importante, además de los amigos, mantener una relación cercana contigo y la familia. Planea salidas en familia, o haz una salida sólo con tu hijo o hija: al cine, alguna clase, salir a pasear y charlar.
Mantener ejercicio diario mantendrá a tu preadolescente enérgico y le servirá de vía de escape para los cambios, ayudando a equilibrar su ánimo. Una simple caminata por el barrio servirá para evitar el sedentarismo.
Permítele expresarse.
Los cambios de humor aumentarán si tu hijo está atravesando alguna situación estresante: peleas con un amigo, problemas en la escuela o en casa. Asegúrate que tenga oportunidades de expresarse contigo y compartir sus preocupaciones. Sé optimista cuando le hables, ayúdale con sus problemas y dale tiempo para resolverlos.
