En el diagnóstico de cáncer de piel el paciente juega un papel determinante para su detección precoz.
Él puede alertar la aparición de cualquier mancha en la piel de su cuerpo y si esta evoluciona con cambios de tamaño y de color, dos aspectos fundamentales en un lunar (nevus), para encender una alarma y determinar si se trata de una lesión maligna.
Las lesiones névicas suelen ser más frecuentes en personas con pieles claras, explica la Dra. Omaira Milella, dermatóloga del CDD de Las Mercedes. “Las pieles blancas en el trópico representan un factor de riesgo. Estos fototipos de pieles claras suelen ser más propensas al cáncer cutáneo”.
Existen condiciones genéticas y externas, que exponen a las personas a riesgo de padecer cáncer. Las pieles blancas bajo hábitos de exposición solar frecuente representan uno de los factores de mayor riesgo para desarrollar a futuro cáncer cutáneo. “Si una persona de piel blanca ha tomado sol desde muy joven, si ha tenido ampollas y quemaduras importantes, sobre todo, en áreas como la cara, puede ser más propensa a tener cáncer de piel en edad adulta”, refiere la especialista.
Hay aspectos que debe tener presente el paciente para acudir al dermatólogo. Cualquier quemadura deberá ser tomada en cuenta, sobre todo en quienes tienen hábitos solares frecuentes.
“El hecho de que la persona tenga más de 100 lesiones névicas, de diferentes milímetros y muchos con cambios en sus bordes, en su tonalidades de color (cambios displásicos), así como un lunar que tenga más de 6 mm de diámetro, debe ser considerado; la existencia de lesiones névicas congénitas con algún cambio también debe ser signo de alerta para tomar la decisión de acudir al dermatólogo”, explica Milella.
Existe una nemotecnia para orientar sobre los signos de alerta en lesiones en la piel tipo manchas color negro o marrón oscuro o nevus de iguales características, que se le conoce como el ABCDE del melanoma que todo dermatólogo conoce y aplica en su consulta diaria.