Preocuparse excesivamente por el futuro, hurgar demasiado en el pasado, experimentar pensamientos invasivos… Son los síntomas de trastornos psicológicos comunes, como la ansiedad, la depresión o el estrés postraumático.
Antes ya se había relacionado esa batería de malos rollos recurrentes con los problemas a la hora de dormir, pero ahora acaban de publicarse los resultados de un estudio sistemático.
Jacob Nota y Meredith Cole, de la Universidad de Binghamton (EE. UU.), sometieron a 100 jóvenes adultos a una serie de cuestionarios y tareas computerizadas, además de preguntarles si eran más nocturnos o diurnos.
Así observaron que los voluntarios que experimentaban más a menudo pensamientos negativos se acostaban más tarde o dedicaban menos horas al sueño. También parece claro que el “runrún” mental afecta a la calidad del descanso nocturno.
Los investigadores sugieren, por tanto, que las terapias contra los trastornos que llevan aparejados estos síntomas incidan en que dediquemos un tercio de nuestra vida a abandonarnos a los brazos de Morfeo.