Insuficiencia cardiaca y calidad de vida

La calidad de vida es un concepto multidimensional amplio, que incluye factores materiales, ambientales, políticas gubernamentales, factores de relacionamiento y de bienestar subjetivo.

No se pretende en este  artículo  explicitar  los diferentes aspectos del concepto, porque lo que queremos destacar en el marco de los factores materiales del espectro, es lo referente a las implicaciones que tiene  la salud en la calidad de vida del individuo.
 
En exclusiva, nos vamos a referir al síndrome clínico conocido con el nombre de insuficiencia cardiaca, que por el efecto deletéreo que tiene en la calidad y en la vida de las dominicanas y dominicanos que la padecen, requiere abordarla en tópico especial.

Porque diferente a lo que pasa con otras enfermedades cardiovasculares, como por ejemplo, la hipertensión arterial, que es una entidad clínica asintomática, o sea, sin  molestias o dolencias. En cambio, es diferente al fallo cardiaco, que por sus diversas gamas de manifestaciones clínicas, limita considerablemente,  la cotidianidad del individuo y su calidad de vida.
 
En efecto, los síntomas, entre otros, cardinales de la Insuficiencia Cardiaca, son la fatiga –cansancio- y la disnea -dificultad para respirar o sensación de falta de aire-.

De tal modo, que estos síntomas impactan la vida del enfermo en  un crescendo progresivo que va desde cansancio de moderados o grandes esfuerzos, tener dificultad respiratoria a una labor tan sencilla como  bañarse, hasta presentar las manifestaciones clínicas en reposo. Ciertamente la calidad de vida de estos enfermos está perturbada.
 
En adicción, la patología o enfermedad es tremendo problema social, frecuente. Existen escasas  enfermedades, en un individuo mentalmente hábil, que lo inhabilite a tal grado, que tenga la necesidad  del auxilio de otra persona, como lo es en definitiva la Insuficiencia Cardiaca.

Por lo tanto, es evidente, la incapacidad del enfermo a integrarse  a los modos de producción y a la dinámica de la sociedad, vale decir, la enfermedad  lo  transforma en una pesada carga para la familia y el Estado.

 Esta enfermedad crónica y terminal del sistema cardiovascular  tiene etiologías  u orígenes diversos, siendo sus principales detonantes la Cardiopatía Isquémica -Infarto al Corazón- y la Hipertensión Arterial; aunque podemos señalar también como causante de la enfermedad los defectos valvulares del corazón congénitos y adquiridos.
 
En estos últimos, con la corrección  quirúrgica del daño a la estructura anatómica del corazón se corrige el defecto y, se previene la Insuficiencia cardiaca. Sin embargo, no ocurre lo mismo con las entidades causantes del 70 %  de los casos de la enfermedad, la Hipertensión Arterial y la Cardiopatía Isquémica, en las cuales están implicados una amplia gama multifactorial:  genéticos, sociales y ambientales que impactan en la salud y el diario vivir de los individuos.

Son los llamados factores de riegos para la enfermedad cardiovascular- elementos que influyen en la posibilidad de padecer una enfermedad cardiovascular en el futuro- de los cuales hemos hablado  ampliamente en otros artículos.

Son hábitos  integrantes del modelo de vida de hoy día, que hacen posible que las enfermedades cardiovasculares sean las principales causantes de morbi-mortalidad en la población del planeta.
 
Finalmente, es preocupante el efecto adverso de los factores de riesgos en la salud y en la calidad de vida de la sociedad, por lo que necesariamente se debe inducir a la población  cambiar el modelo de vivir que practicamos hoy, por un estilo de vida saludable, más propenso a la prevención de las enfermedades cardiovasculares y otras relacionadas.

Se postulan: dietas saludables, ejercicio físico rutinario –caminar-, no fumar, moderación en el uso de las bebidas alcohólicas  y control de la presión arterial.

Recomendaciones estas, avaladas por diversos estudios, que han demostrado los beneficios en la calidad de vida y en la prevención de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer en las poblaciones que practican estos postulados. Es sencillo, solo requiere de disciplina y  voluntad.
 
El autor es: Medico cardiólogo.

Reside en Barahona.

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