Lograr un cuerpo fitness requiere planificación

Planificar adecuadamente el horario de nuestras comidas y el entrenamiento físico es fundamental para lograr el objetivo de sentirnos bien y tener una apariencia deslumbrante

Son muchas las cosas que tenemos en mente al pensar en iniciar un programa de entrenamiento que nos ayude a vernos y sentirnos mejor. No obstante, en ese afán de alcanzar la meta deseada, bien sea lograr un mejor acondicionamiento muscular o perder peso, muchas veces perdemos de vista algo que es fundamental y marca la diferencia entre cumplir nuestros objetivos o fallar en el intento: la planificación.

Al respecto, la nutricionista, Amelia de la Peña, destacó que seguir un régimen nutricional bien estructurado y programar tanto las horas de las comidas como las horas de entrenamiento, es la clave para obtener el cuerpo que queremos. La razón por la que la planificación es tan importante es para evitar que las obligaciones cotidianas nos dejen sin tiempo para ejercitarnos y también para aprovechar los picos hormonales que hay en nuestro organismo a las diferentes horas del día.

De la Peña, quien desde hace siete años forma parte del equipo de trabajo de la cadena de gimnasios Gold´s Gym, explicó que en las mañanas nuestro organismo segrega cortisol, una hormona que participa en el metabolismo de las proteínas y las grasas. Aproximadamente 30 minutos después de levantarnos comienza a actuar esta sustancia, si no desayunamos en ese período, esa sustancia comienza a consumir nuestros músculos y transforma esa energía en lípidos. Por eso es tan importante incluir proteínas en el desayuno.

Otra hormona cuya producción está directamente relacionada con nuestra alimentación es la insulina, cuyos picos más altos se presentan después de cada comida. La mejor forma de controlar esas variaciones es tener una dieta balanceada, con porciones pequeñas de carbohidratos, para así quemar mejor las grasas y no acumularlas. “No se trata de eliminar ningún grupo nutricional, sino de aprender a comer. Combinar los alimentos adecuadamente y consumirlos a las horas que más nos favorezcan”, agregó.

Sin embargo, el juego de las hormonas no se limita a las horas de las comidas. Según la galena, someterse a altos niveles de estrés y entrenar de manera continua durante más de una hora y media promueve la secreción de cortisol, causando acumulación de grasas y pérdida de masa muscular. A la larga, el exceso de entrenamiento físico también puede generar un agotamiento peligroso.

“Cuando el hombre empieza a entrenar con máquina se dispara la testosterona, pero hay un momento en que alcanza su punto máximo y cae bruscamente, dando paso al cortisol. Es por ello que les recomiendo programar una hora de ejercicios de resistencia y 30 minutos de cardio. Si requieren más actividad física para bajar de peso, les sugiero hacer un receso entre un tipo de ejercicio y el otro, que consuman una pequeña merienda y luego retomen el entrenamiento”, indicó la especialista en nutrición.

Para concluir, enfatizó que adoptar un estilo de vida saludable no significa únicamente hacer dieta. Es importante que la decisión de vivir de manera más sana esté acompañada de la práctica regular de actividad física, un buen manejo del estrés y una selección adecuada de alimentos para cada momento del día. Para lograr esta concientización, Gold´s Gym organiza mensualmente charlas educacionales para sus nuevos miembros, en las que reciben orientación nutricional.

Errores Frecuentes

Para lograr el objetivo de vernos y sentirnos bien hace falta dedicación. Planificar con anticipación nuestras comidas y el entrenamiento físico nos ayudará a evitar errores frecuentes como:

• Llevar un estilo de vida sedentario y tratar de compensarlo con sesiones de entrenamiento muy prolongadas los fines de semana.

• Hacer dietas estrictas y restrictivas difíciles de mantener en el tiempo, que eliminen uno o más grupos nutricionales y ocasionen un efecto rebote al terminarlas.

• Hacer ejercicio en ayunas o consumir los alimentos inadecuados, como unas galletas y un café, bien sea por falta de tiempo para procurarnos una merienda adecuada o por la falsa creencia de que al suprimir esas comidas perderemos peso más rápido.

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