Un fotógrafo se encuentra con el depredador más feroz de la Antártida
“Me sumergí en al agua, aterrorizado de lo que podría pasar y me encontré con esta foca leopardo. Me temblaban las piernas y tenía la boca seca”.
Esta es la increíble historia de cómo Paul Nicklen vivió una experiencia que comenta “se quedará conmigo por siempre”. La historia se ha vuelto extremadamente popular en internet gracias a los collages y las publicaciones en Facebook, así como también en otros sitios.
Aquí te contamos la historia de lo que sucedió cuando un fotógrafo se encontró cara a cara con el depredador más peligroso de la Antártica:
Cuando Nicklen vio que una foca leopardo estaba cazando pingüinos, pensó que sería una gran oportunidad para tomar espectaculares fotografías. Así que se sumergió cuidadosamente en el agua para que la foca no lo notara. Pero la foca lo vio.
Inmediatamente soltó al pingüino que sostenía. “Se me acercó y abrió su boca… Su cabeza era inmensa, el doble que la de un oso gris”, cuenta Nicklen.
“Agarró mi cámara y mi cabeza con su boca para mostrar una actitud amenazante, pero luego sucedió algo increíble…”
“Se fue y al regresar me trajo un pingüino vivo y trató a alimentarme”.
“Siguió trayéndome pingüinos vivos, los cuales nadaban a mi lado y se iban. Me miraba con cara de disgusto cuando los pingüinos pasaban a mi lado y continuaba haciendo lo mismo una y otra vez”.
“Creo que luego se dio cuenta que era un pésimo depredador en su océano, pensó que me iba a morir de hambre y al parecer entró en pánico”.
“Comenzó a traerme pingüinos más débiles, luego pingüinos muertos y luego me mostró como comerlos. Me pasaba pedazos de pingüino que habían sido parcialmente consumidos”.
“Comenzó a tomar pingüinos y empujarlos hacia la cámara. Creo que pensó que la cámara era mi boca, lo cual es el sueño de cualquier fotógrafo. Esto siguió durante 4 días”.
“Así que vine a la Antártica a fotografiar a un animal potencialmente mortífero y en vez de eso, lo que conseguí fue que este peligroso depredador me cuidara, me enseñara y me alimentara durante 4 días”.
“Fue la experiencia más increíble que haya tenido como fotógrafo de la National Geographic”.
ÉL es Paul Nicklen.
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