Secretos que las mujeres no se atreven a confesar

Un cunnilingus, unos buenos azotes, los ojos vendados… las mujeres se sinceran y nos desvelan sus secretos más personales. Secretos que muchos hombres se mueren por saber, desde luego.

Después de todo, ellas saben, mejor que nadie, qué les gusta. Anne Dufour ha recopilado estos secretos en una obra divertida, pícara, atractiva e impúdica y nosotros os hemos seleccionado varios. Todo un regalo. Pero chitón, no les desveléis nada. Dejad que crean que son ellas las que os han inspirado esta audacia bajo las sábanas… ¡o en cualquier otro lugar!

O cunnilingus, o nada

Cecilia: “Me encanta cuando mi pareja dibuja círculos con la lengua alrededor del clítoris, y cuando lo besa con intensidad. Hace como si lo masticara con la lengua, y me resulta muy placentero. Disfruto cuando me da suaves golpes con la lengua, si son constantes. Me gustaría decir que no es necesario que cambie de postura, ni de ritmo, en treinta segundos…” El secreto: no os empeñéis en probar todas las posturas que se os ocurran; cuando veáis que ella empieza a disfrutar, ¡mantened el rumbo!

Unos buenos azotes

Lola: “Me encanta recibir unos buenos azotes; pueden ser salvajes, pero nunca demasiado fuertes, ya que en realidad no me gusta el sadomaso. El chico tiene que ser tierno; no se trata de que me considere su vía de desfogue, ni de que me monte como si estuviéramos en pleno rodeo. Es necesario prestar atención, ya que algunos hombres tienden a dejarse llevar por su naturaleza animal.

Pero si consiguen dominarse, es un punto a su favor”. El secreto: Existen algunos accesorios “chic” que aportan diversión a la experiencia y evitan acciones más propias del sadomaso.

Felación / escalofríos

Laura: “Antes, cuando practicaba sexo oral, me sentía rebajada. Después, hubo un tiempo en que empecé a observar sus reacciones. Comprobé que, acelerando o aminorando el ritmo, provocaba escalofríos de más o menos placer.

Empecé a pillarle el truquillo a esto de la felación. Me animaba y le hacía alcanzar el placer más extremo para después reducir la intensidad y volver a aumentarla.

A veces lo hacía de forma inesperada para crear un efecto sorpresa. En cualquier caso, ahora me divierto y me parece muy excitante sentirle morir de placer en mi boca”. El secreto: Es vuestro placer lo que hace disfrutar a las mujeres, así que ¡dejaos sorprender durante la felación!

Los ojos vendados

Sonia: “Mi mayor fantasía sexual es encontrarme con los ojos vendados, atada en una habitación sin saber lo que me espera. Imaginar que cualquiera puede poseerme, o que mientras hacemos el amor cualquiera podría vernos es algo que me excita. Tener los ojos vendados permite dar rienda suelta a nuestra imaginación.

Y el hecho de estar atada es excitante. Sé que es un acto un poco “sumiso”, pero me gusta. De hecho, con mi nueva pareja he podido hacer realidad mi fantasía sexual. Me fascina”. El secreto: Una fantasía sexual está ahí para hacerla realidad, ¡así que no tengáis miedo y atreveros a entrar en terreno desconocido!

Nadia: “Me encanta hacer el amor con la ropa interior puesta, si es posible de seda o de un tejido muy ligero que resbale, que permita la penetración. Si se me sale un pecho, él puede besarlo, acariciarlo y después recolocar el sujetador.

Me vuelve loca. Así, me da la sensación de que cada centímetro de mi cuerpo es un tesoro que debe reposar delicadamente bajo una lencería agradable y sexy. Los planes de “nos arrancamos la ropa”, no están hechos para mí”. El secreto: Les encanta hacer el amor con lencería puesta… así que jugad con ella. No las desvistáis del todo, dejadles algo puesto.

Palabras directas

Vanessa: “No me molesta que mi marido me susurre al oído que soy una zorra hermosa… mientras nuestro pequeño se toma el biberón. He oído muchísimas veces que una amante no puede ser madre de familia, que una vez te conviertes en madre ya no te apetece practicar sexo. ¡Vaya hipocresía!”.

El secreto: Dejad a un lado la diferencia entre una madona y una puta. Cuando seáis padres de familia, utilizad palabras directas, ¡es mucho más sencillo!

El orgasmo… inmóvil

Marina: “El tiempo parece detenerse unos diez segundos; durante ese tiempo, me quedo acostada y aferrada a mi hombre, quieta como una estatua. Dejo que el calor se extienda por todo mi cuerpo.

Me siento anquilosada, y soy incapaz de moverme o realizar un solo gesto. Y, por cierto, me siento más cómoda si él tampoco hace el más mínimo movimiento…”. El secreto: Después del orgasmo, las mujeres quieren tranquilidad. ¡Una información a tener en cuenta señores!

Fuente: Yahoo ZL

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