¿Por qué las bailarinas eróticas les cuesta tanto dejar su trabajo?

Son frecuentes los titulares sobre explotación en el negocio del sexo. Pero incluso para aquellos que decidieron convertirse en chicas y chicos de compañía o bailarines eróticos por propia voluntad, la suya puede ser una industria difícil de abandonar.

Cada día miles de personas en el mundo dicen: “Lo voy a dejar”.

Existen numerosas razones por las que la gente cambia de empleo o profesión. Pero cuando se trata de trabajadores de la industria del sexo, esa decisión puede ser más complicada y tener más matices.

Jennifer Danns trabajó como bailarina erótica a los 20, cuando estudiaba en la universidad, y dice que es una industria que puede llegar a absorber.

“La gente empieza como bailarina exótica, es el primer paso. Pero luego se preguntan si hacer fotos o una película es tan grave. Tus propios límites pueden cambiar y también tu idea de lo que estás dispuesto a hacer. Es completamente diferente a la progresión normal de una carrera”.

Estigma social. Danns contó sus experiencias en un libro, “Stripped: The Bare Reality of Lap Dancing” (Desnudo: La Realidad Desvestida del Baile Erótico), y sabe bien que cuanto más tiempo se trabaje en la industria más cuesta dejarla.

“Es difícil optar a un trabajo normal. ¿Cómo explicar qué hiciste los últimos tres o nueve años? Tienes que mentir, porque eres consciente del estigma social”, relata.

“Si trabajas en un bar por un día y lo dejas, no te conocerán por ser mesera. Pero si trabajas en la industria del sexo un solo día te conviertes en una stripper. Incluso si accediéramos a la más liberal de las industrias seríamos vistas de esa manera”.

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