El consumo de café o de té no perjudica al corazón ni tiene relación con otras causas de muerte, como infecciones, según un estudio de la Sociedad Europea de Cardiología, presentado hoy en un congreso organizado por esta sociedad.
El encuentro reúne hasta el 3 de septiembre a más de 30.000 cardiólogos de todo el mundo en Barcelona, noreste de España.
La investigación se basa en el seguimiento de 130.000 pacientes de entre 18 y 95 años durante tres años y medio.
La cardióloga Almudena Castro, que fue la encargada de presentar el estudio, explicó que “el resultado del estudio permite desmitificar la relación que se ha establecido históricamente entre el consumo de café o té y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares”.
Castro subrayó que “del estudio también se desprende que los consumidores de café son más consumidores de tabaco, mientras que los de té acostumbran a tener unos hábitos cardiovasculares más saludables”.
En el congreso también se presentó un estudio, elaborado por la Agencia Francesa de Seguridad Alimentaria, que alerta sobre el consumo de grandes cantidades de bebidas energéticas, fundamentalmente entre los más jóvenes.
El cardiólogo Eduardo Alegría subrayó que “hay que tener en cuenta que este tipo de bebidas no son inocuas, como se ha querido hacer creer, y muchos jóvenes están sustituyéndolas por el alcohol”.
Alegría destacó que “hay que tener mucha precaución con el consumo de este tipo de bebidas, que
Alegría destacó que “suelen ser muy endulcoradas y carbónicas y además tienen un alto contenido en sodio, por lo que contribuyen a la subida de la tensión arterial”.
Su consumo en grandes cantidades puede provocar taquicardias, temblores, ansiedad, palpitaciones o dolor de cabeza.
Los responsables de la Sociedad Europea de Cardiología también destacaron la importancia del consumo regular de fruta, que puede disminuir un 40 % el riesgo cardiovascular.
Según un estudio elaborado por la Universidad de Oxford, después de analizar durante siete años a medio millón de personas de diversas zonas de China, quienes consumían de manera regular fruta reducen entre un 25 y un 40 % el riesgo cardiovascular.
“Lo interesante ha sido comprobar cómo este riesgo iba disminuyendo a medida que aumentaba el consumo de fruta, con lo que cuanta más fruta se consuma, más disminuirá el riesgo”, según Alegría, que subraya que “no está de más confirmar lo que ya sabíamos en un gran grupo de población”.
Los expertos también destacaron que la exposición a episodios de estrés agudo puede derivar en un incremento de la presión arterial y de la frecuencia cardiaca, causando un accidente cardiovascular.
Según un estudio presentado en el congreso, el huracán Sandy en EE.UU. provocó un aumento del 23 % del caso de infartos en las zonas más afectadas.
El cardiólogo del Xavier García-Moll destacó que “la elevación espontánea de factores como la frecuencia cardiaca, la presión arterial y los mediadores neurohormonales pueden favorecer la ruptura de las placas arteroscleróticas, lo que a su vez puede desencadenar en la formación de coágulos que provocan infartos”.
Asimismo, las consecuencias de la crisis económica también pueden ser una causa de estrés que desencadene infartos.
En este sentido, en el congreso se presentó un estudio que compara los casos de infarto en los hospitales de Grecia antes de la crisis y posteriormente.
“El trabajo, que podría ser extrapolable a España, muestra un notable crecimiento en el número de infartos durante la época de crisis, especialmente entre las mujeres, entre las que se contabilizaron un 86 % más de infartos, mientras que entre los hombres la incidencia de infartos creció un 28 %”, explicó García-Moll.