Alimentar el ego y la competitividad en el ámbito del ejercicio parecen formar parte de esta nueva tendencia en la esfera de las adicciones que, aunque reciente, comienza a llamar la atención de los profesionales del deporte y la salud. Según explica David González-Cutre, investigador de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de Elche, esta adicción al ejercicio es relativamente reciente y por ello existen pocos datos sobre las personas que se ven afectadas y su evolución.
El ejercicio es bueno y saludable pero, como todo, depende de la cantidad en la que se realice, señala el investigador. "Se han puesto de moda actividades como el triatlón, carreras que realizan personas de edad más avanzada de la habitual y que desean llegar a la meta a toda costa, a pesar de que pueda tener efectos negativos sobre su salud", señala González-Cutre.
Han aumentado las lesiones por someter a un esfuerzo muy fuerte a articulaciones, rodillas y espalda. Así, el investigador apunta cómo han aumentado las lesiones que llegan hasta atención primaria derivadas del ejercicio. "Las personas de 30 años o más cuando corren someten a un esfuerzo muy fuerte a articulaciones, rodillas o espalda. Este ejercicio debe ser pautado por un especialista y con una periodicidad determinada", señala González-Cutre.
La dependencia al ejercicio puede ser secundaria, cuando éste se convierte en un factor más dentro de un trastorno alimentario, o primaria cuando el ejercicio es en sí mismo lo que genera dependencia. Sin embargo, el investigador aclara que la adicción al ejercicio aún no se contempla como un trastorno dentro del manual de referencia internacional sobre salud mental (DSM-V), aunque está en estudio su inclusión.
Los trabajos de González-Cutre y su colega Álvaro Sicilia, de la Universidad de Almería, sobre la adaptación de los modelos existentes para evaluar la dependencia al ejercicio se han publicado en las revistas The Spanish Journal of Psychology y Research Quarterly for Exercise & Sport. Su trabajo más reciente, aún por publicar, es una revisión de la literatura científica existente sobre este tema.
Dimensiones de la adicción
Según apunta González-Cutre, hasta el momento la adicción al ejercicio se ha abordado desde la misma perspectiva que la adicción a sustancias, a través de las siete dimensiones que se establecen en estos casos. Las siete dimensiones de la adicción a sustancias aplicadas al ejercicio se plantearían como:
Tolerancia: hay que aumentar la cantidad de ejercicio que se realiza de forma progresiva porque el cuerpo se adapta a la cantidad que se realiza.
Abstinencia: si no se realiza ejercicio físico se sufren síntomas de ansiedad o necesidad de hacerlo.
Efectos deseados: se acaba haciendo más ejercicio del que se ha propuesto en un inicio.
Hacer ejercicio se escapa de nuestro control: no se puede controlar la cantidad de ejercicio realizado y se practica más ejercicio del que se desearía.
Tiempo: se ocupa demasiado tiempo del disponible para realizar ejercicio.
Descuidar otras actividades: al ocupar tanto tiempo en el ejercicio no se dedica a la familia, los amigos, el trabajo. A pesar de producirse daños en la salud se continúa practicando ejercicio.
Perfil más común
Según señala González-Cutre, los resultados sobre adicción al ejercicio dentro y fuera de nuestras fronteras son similares. Los autores han realizado sus investigaciones en centros deportivos y entre universitarios de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y han descubierto que esta adicción es más común entre mujeres que entre hombres y en la franja de edad que va entre los 16 y los 25 años para ir disminuyendo a partir de los 33 años. Un 17% de los corredores de maratones, podrían ser adictos al ejercicio.
Los 'adictos' al ejercicio se dirigen más a las actividades libres que existen en la oferta de los gimnasios y que no cuentan con monitor, es más común en el ámbito de la musculatura y entre quienes participan en carreras populares o triatletas. Los autores en sus investigaciones distinguen entre dependientes y personas que aunque reúnen ciertas características comunes a éstos no se pueden considerar dependientes.
En sus trabajos con universitarios, aquellos estudiantes que practicaban ejercicio más de tres veces por semana y con alta intensidad eran los que obtenían las puntuaciones más elevadas en relación a su dependencia al ejercicio. En cuanto a los resultados, los autores han descubierto que entre quienes acuden a los centros deportivos, un 5% podrían encontrarse dentro de los adictos al ejercicio. Entre los alumnos de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte la cifra aumenta hasta el 15% y en los estudios internacionales realizados entre corredores de maratón, suben hasta el 17%.
Motivaciones y prevención
Detrás de esta dependencia al ejercicio, González-Cutre señala que entre los jóvenes las motivaciones más comunes son una mayor preocupación por ser los mejores, la comparación con sus iguales, recibir refuerzos externos y sentirse mejor consigo mismos. El culto al cuerpo y la publicidad también podrían participar en este enfoque al ejercicio que es demasiado común en los gimnasios, en los que la salud no es el objetivo primordial, señala. Los investigadores, que hasta el momento han estudiado las características del fenómeno y cómo medirlo, plantean conclusiones sobre su posible prevención en lo referente a la regulación de las profesiones deportivas.
Por un lado, González-Cutre apunta que debería existir una regulación de la educación física que estableciera la formación de los profesionales que pueden dirigir centros como los gimnasios estableciendo unos objetivos de salud y por otro lado, el investigador señala la necesidad de un cambio también entre los profesionales que dirigen la actividad deportiva para cambiar los objetivos para ir al gimnasio. "El enfoque que existe del deporte en este país es el del deporte de élite y no se regula de forma profesional todo lo referente a la actividad física y el deporte que se realiza en el día a día y entre la población aficionada", concluye González-Cutre.