Siempre se dice que los ojos son el espejo del alma, pero también podría decirse que el rostro es el espejo de nuestra salud.
Existe una forma de diagnosticar enfermedades a través del rostro: cada enfermedad tiene sus características en el rostro, por lo que lo que diga nuestra cara es extremadamente útil para un diagnóstico clínico. ¿Quieres saber cómo?
En el rostro podemos leer la fatiga, el agotamiento, el malestar y las contracciones de dolor. El aspecto general del rostro y los signos específicos dentro de él pueden llevarnos al diagnóstico de enfermedades.
El rostro informa de su estructura, de su constitución y del carácter y la personalidad, pero también el estado de salud: la fisonomía cambia de acuerdo a las alteraciones psíquicas y físicas que se produzcan en el cuerpo. El rostro de una persona con depresión es, lógicamente, triste, opaco, cerrado, inmutable y de mirada apagada. El ansioso tiene un temblor en los labios y un mirar inquieto; el esquizofrénico una mirada ida; el alcohólico tiene rasgos dilatados y mirada abotagada, con un ligero temblor de los músculos faciales, y así la lista podría seguir.
A veces los cambios son imperceptibles, otras veces son tremendamente notorios, por eso es importante saber conocerse para diagnosticar enfermedades a través del rostro.
La medicina tradicional china y el rostro como base para el diagnóstico
Según la medicina tradicional china, el rostro de cada persona puede predecir las futuras enfermedades que padecerá esa persona. También se considera evidente la relación entre las enfermedades genéticas y los rasgos faciales.
El rostro se dividiría entonces en tres puntos de vida: la frente, el tercio medio facial y la cara inferior, relacionados con el sistema nervioso, circulatorio y digestivo. La mitad superior de la cara controla los intestinos y la vejiga; los templos, el área superior de la nariz y las cejas están relacionados con el sistema nervioso y el bazo, y el área entre las cejas tiene que ver con el hígado.
Luego, cada parte del cuerpo puede indicar problemas en diferentes órganos: por ejemplo, los ojos son de las zonas del rostro que representan más órganos del cuerpo.
Si la expresión del rostro tiene una depresión pronunciada estamos ante una persona melancólica, en cambio si hay una afabilidad excesiva esa persona puede sufrir de hipomanía. Aquellos con expresión extraña y distante suelen padecer esquizofrenia, pero los temblores y la ansiedad en el rostro indican neurosis. La rigidez, como si tuviéramos una máscara, está direcamente relacionada con el Parkinson, y la inmutabilidad con la enfermedad de Wilson. La mandíbula laxa y la ptosis están relacionadas con la miastenia grave.
Piel y rasgos del rostro
La facies hipocrática es un claro signo de peritonitis o deshidratación; los rasgos gruesos o hinchados corresponden a hipotiroidismo, mientras que la exoftalmia al hipertiroidismo. El edema en el rostro tiene que ver con la nefritis y problemas cardíacos, mientras que un rostro de mujer masculinzado puede ser un signo de enfermedad de Cushing. La nariz en silla de montar y los dientes de Hutchinson son síntomas de sífilis congénita. La hipetrofia y el prognatismo de rostro pueden ser causa de la acromegalia, mientras que una piel estirada y apergaminada puede significar padecimiento de esclerodermia. Una erupción eritematosa se corresponde con el lupus y las facies leonina con la lepra.
El color de la piel es muy importante para diagnosticar enfermedades a través del rostro: la ictericia es un claro signo de un problema de la vesícula o de hepatitis. La palidez está relacionada con la anemia y la cianosis con enfermedades cardíacas y pulmonares. El rubor del rostro puede indicar un cuadro febril y un tono similar al de un bronceado una hemocromatosis. El tono tostado o pecoso puede tener que ver con la enfermedad de Addison, la decoloración grisácea con la argiria y los nódulos parduscos con la sarcoidosis.
