Los girasoles son originarios de ciertas regiones del norte y del sur de América, y desde hace mucho tiempo los nativos comenzaron con su cultivo. La planta de girasol (Helianthus annuus) ha sido cultivada siguiendo una tradición de aproximadamente 4000 años, escogiendo desde tiempos remotos las semillas más grandes de las flores más grandes, intentando obtener semillas de mayor tamaño tras cada cultivo.
Con el paso de cientos y cientos de años, las originales flores de girasol posiblemente no lucían para nada como las flores que hoy conocemos. Los estudios realizados indican que las semillas de girasol han estado presentes en las culturas del continente americano desde hace aproximadamente 6300 años.
Se cree que la semilla de girasol ha sido parte de la dieta fundamental de los nativos americanos aún antes que el maíz, los frijoles y el calabacín, los cuales son conocidos en los Estados Unidos como el conjunto de “las tres hermanas”, haciendo referencia a la importancia que tenían estos tres alimentos en las culturas precolombinas.
La planta no necesita ningún clima o tipo de suelo específico, pueden encontrarse en lugares tan cálidos y áridos como desiertos, húmedos como pantanos, y nutritivos como los suelos de los bosques. Lo más importante es que el suelo sea suave, donde el agua pueda drenar con facilidad y que haya luz del sol la mayor parte del tiempo.
Para qué sirven las semillas de girasol
A diferencia de su tamaño, las semillas de girasol proporcionan una gran cantidad de beneficios para la salud. Poseen vitaminas, minerales, y además son una semilla deliciosa y muy fácil de consumir.
Las semillas de girasol poseen una gran cantidad de vitamina E.
Los fitoesteroles de las semillas de girasol ayudan a reducir el colesterol.
El magnesio presente en las semillas de girasol ayuda al desarrollo muscular, la salud de las arterias y a regular el estado de ánimo.
Las semillas de girasol contienen selenio que puede prevenir el cáncer y desintoxica el cuerpo.
Las semillas de girasol y la vitamina E
La vitamina E es un antioxidante soluble en aceite que esta presente el las semillas de girasol. Recorre todo el organismo neutralizando los radicales libres que dañan a las células. Gracias a la protección de las células, la vitamina E realiza efectos antiinflamatorios que pueden beneficiar condiciones como el asma, la artritis reumatoide, y otros padecimientos en los que los radicales libres son los detonantes de los malestares.
La vitamina E también es importante para evitar afecciones cardiovasculares. Su función es evitar que los radicales libres oxiden el colesterol en la sangre. El colesterol se vuelve maligno una vez que ha sido oxidado puesto que de esta manera se adhiere a las paredes de las arterias y desarrolla enfermedades como la arterioesclerosis, la cual puede resultar en infartos y la muerte.
Un cuarto de taza de semillas de girasol proporciona el 62% de la ingesta diaria recomendada de vitamina E y reduce los riesgos de padecer un infarto.
Los fitoesteroles en las semillas de girasol
Los fitoesteroles son compuestos propios de las plantas cuya estructura es similar al colesterol animal. Al incluirlos en la dieta a través del consumo de semillas de girasol, reducen los niveles de colesterol, mejoran la respuesta del sistema inmunológico ante enfermedades y disminuyen los riesgos de padecer cáncer.
Las semillas de girasol y su magnesio y selenio
Dos terceras partes del magnesio que el cuerpo posee se encuentran en los huesos, siendo un mineral indispensable para su correcto desarrollo y para la producción de energía. Y se debe a que el magnesio ofrece un balance en los niveles de calcio, ayudando a regular el tono muscular y el desarrollo de los nervios.
Una falta de magnesio en el cuerpo puede producir hipertensión, espasmos musculares (los cuales pueden incluir aquéllos que se asocian a los padecidos en casos de asma y los espasmos del corazón), migraña, jaquecas, calambres y fatiga.
Por otra parte, se ha demostrado que el selenio puede propiciar la reparación del ADN y la síntesis en células que presentan daños, lo cual evita la proliferación de células cancerígenas.
El selenio presente en las semillas de girasol, es un componente dentro del sitio activo de una enzima llamada glutatión peroxidasa, uno de los principales antioxidantes del cuerpo humano, la cual está presente en el hígado y desintoxica una gran gama de moléculas potencialmente dañinas.
Contraindicaciones de las semillas de girasol
En lo general las semillas de girasol no producen alergias ni contienen compuestos nocivos. Se debe tener en cuenta que las semillas son una fuente importante de calorías por lo que, a pesar de sus diversos beneficios, no se debe exceder en su consumo.
Tomando en cuenta un aspecto particular, los médicos recomiendan que las personas que padezcan diverticulosis eviten el consumo de cualquier tipo de semilla, especialmente en grandes cantidades ya que pueden obstruir las diverticula, produciendo sangrados, abscesos o perforación del intestino.