NUEVA YORK (Reuters Health) – Dos estudios publicados en junio, uno que cubre a 52 países y otro a Escandinavia, asocian el consumo moderado de alcohol con una reducción del riesgo de infarto o una falla potencialmente fatal en una arteria cardíaca.
Los efectos protectores del hábito de beber con moderación no son universales en Asia. Y no está claro si todos los tipos de alcohol aportan los mismos beneficios: ambos estudios instan a seguir investigándolo.
Y ambos estudios también hallaron que los riesgos de daño aumentaban cuando el consumo pasaba de moderado a alto.
“Ahora, contamos con evidencia sólida de que el alcohol, cuando se consume todos los días y en poca cantidad (hasta una copa las mujeres y dos los hombres), protege de la enfermedad cardiovascular, mientras que el consumo regular de entre cuatro y cinco copas por día y un exceso episódico tiene el efecto opuesto”, escriben en un editorial de la revista Circulation los doctores Stefan Kiechl y Johann Willeit, neurólogos de la
Universidad Médica de Insbruck, Austria.
Uno de los estudios se ocupó del consumo de alcohol y el riesgo de desarrollar un aneurisma de la aorta abdominal (AAA), una dilatación de la principal arteria cardíaca que transporta la sangre al tórax y las piernas. Los CDC (sigla en inglés de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos) estiman que esto mata cada año a unos 11.000 estadounidenses y contribuye a la muerte de otros 17.000.
Los hombres, en especial los mayores de 60 años, son los más propensos a padecer la enfermedad. El tabaquismo y la hipertensión potencian ese riesgo y la ruptura del aneurisma puede ser fatal.
El infarto, que cada año sufren unos 1,5 millones de estadounidenses, comparte varios factores de riesgo con el AAA y también puede ser fatal.
Para el estudio sobre el infarto sus autores utilizaron información de 52 países para comparar 12.000 casos de un primer infarto con 15.500 casos similares, pero de otras enfermedades.
Personal entrenado entrevistó a ambos grupos para conocer el nivel de consumo de alcohol.
A diferencia de la abstinencia total, beber alcohol estaba asociado con un 13 por ciento de menor riesgo de tener un infarto en casi todos los países, excepto en el sur de Asia (India, Sri Lanka, Pakistán y Bangladesh). En otras regiones, ese efecto protector se desvanecía cuando el consumo del alcohol superaba las cuatro copas diarias.
Haber bebido seis o más copas en las últimas 24 horas estuvo asociado con un 40 por ciento más riesgo de tener un infarto, en especial a partir de los 65 años.
En el estudio sobre el AAA, los autores combinaron dos conjuntos de datos de Suecia sobre 70.000 hombres y mujeres mayores de 45 años durante el período 1998-2011.
El nivel de consumo de alcohol se obtuvo a través de cuestionarios de frecuencia alimentaria y la incidencia del AAA se calculó con una referencia cruzada de los datos de los Registros de Salud suecos. En 14 años, se les detectó un AAA a 1.020 hombres y 194 mujeres.
Beber entre cuatro y seis copas de alcohol por semana estuvo asociado con un riesgo 20 por ciento menor de desarrollar un AAA en los hombres y 44 por ciento menor en las mujeres, comparado con el consumo de menos de una o dos copas por semana.
El riesgo siguió disminuyendo hasta el límite de 10 copas por semana en los hombres y cinco copas en las mujeres. Entre las bebidas, la cerveza y el vino estuvieron especialmente asociados con una reducción del riesgo.
Pero en las personas sin enfermedades cardiovasculares, beber alcohol con moderación no estuvo asociado con alguna variación del riesgo de desarrollar un AAA.