Más allá de las causas obvias de la obesidad como la sobrealimentación, científicos indicaron que hallaron un gen que también jugaría un papel clave en la condición, uno que ayudó a nuestros ancestros a sobrevivir a las hambrunas.
Apuntar a este gen "ahorrativo" y a otros con pruebas diagnóstica ofrece una nueva forma de combatir la epidemia global de obesidad, señalaron los expertos.
Ratones modificados para carecer de este gen, conocido como CRTC3, pueden comer una dieta elevada en grasa sin aumentar de peso, mientras que los roedores normales con la misma alimentación engordan, reveló el equipo.
En tanto, los estadounidenses de origen mexicano que tienen una versión especialmente potente de este gen son más propensos a ser obesos que el resto, indicaron el doctor Marc Montminy, del Instituto Salk para Estudios Biológicos, en California, y colegas en la revista Nature.
El gen no pareció tener el mismo efecto sobre los blancos, lo que señala lo que los científicos ya saben: la obesidad es muy compleja.
No obstante, el CRTC3 es claramente importante.
"Desacelera la tasa a la cual las células grasas queman la grasa", dijo Montminy sobre el gen durante una entrevista telefónica.
Los hallazgos suman evidencia a la teoría de la obesidad que se hizo famosa en la década de 1960, que sostenía que ciertas personas tienen genes que desaceleran el metabolismo, lo que les dificulta la pérdida de peso.
Estos "genes ahorrativos desacelerarían la tasa a la cual se quema la grasa y aumentarían las posibilidades de una persona de sobrevivir a una hambruna", explicó Montminy.
Muchos investigadores están buscando maneras de prevenir y tratar la obesidad, que afecta a 72 millones de adultos en Estados Unidos, lo que equivale al 27 por ciento de su población.
Ser obeso incrementa el riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes, algunos cánceres y artritis.
Los investigadores observaron a un grupo de estadounidenses de origen mexicano que tenían una mutación genética del CRTC3 que lo hace más potente que la forma normal del gen.
"Las personas con esta variación tenían tasas mayores de obesidad según varias mediciones distintas", dijo Montminy.
En cambio, los blancos no hispanos que tienen esta misma variación no presentan mayores tasas de obesidad.
"Esto implica que las terapias (...) tienen que ser un poco más personalizadas, dependiendo de la conformación genética individual", añadió el experto.
Según Montminy sería posible evaluar a las personas sobre este gen para predecir quién es propensos a volverse obeso, lo que ayudaría a prever quién corre riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con la obesidad, como hipertensión y diabetes tipo 2.
Por su parte, los laboratorios que buscan tratamientos contra la obesidad podrían apuntar a formas de combatir los efectos del CRTC3, finalizó Montminy.