APUNTE.COM.DO – SANTO DOMINGO, REPÚBLICA DOMINICANA_ La palabra “ninfómana” ha sido durante décadas un término utilizado con ligereza, morbo o burla para referirse a mujeres con un deseo sexual aparentemente desbordado. Sin embargo, detrás de este calificativo existe una realidad mucho más compleja, humana y, en muchos casos, dolorosa.
¿Qué es realmente la ninfomanía?
Aunque no se encuentra como diagnóstico oficial en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), el comportamiento que antes se conocía como “ninfomanía” hoy se clasifica como trastorno hipersexual o conducta sexual compulsiva, trastorno que se manifiesta como una necesidad incontrolable de tener actividad sexual, incluso cuando dicha conducta genera consecuencias negativas para la vida personal, social o profesional.
¿Se trata de una enfermedad?
La respuesta médica y psicológica es clara: no se trata de una condena irreversible, pero sí de una condición tratable. Expertos en salud mental explican que, al igual que otras conductas compulsivas, el trastorno hipersexual puede responder a traumas, desórdenes neurológicos, desequilibrios químicos en el cerebro, o problemas emocionales no resueltos.
“El problema no es el deseo sexual alto en sí, sino la incapacidad de regularlo de forma saludable, lo que puede generar vergüenza, dependencia emocional, problemas en las relaciones de pareja y aislamiento social”, afirma la psicóloga clínica dominicana María Teresa Ramírez, quien ha tratado múltiples casos en su consulta en Santo Domingo.
El estigma de género
Curiosamente, mientras que a los hombres con alta actividad sexual se les suele catalogar como "galanes" o "seductores", a las mujeres se les etiqueta como "ninfómanas", con un fuerte juicio moral añadido.
“Existe un doble estándar evidente. Se tiende a ridiculizar o satanizar a la mujer que expresa libremente su deseo, sin diferenciar si hay o no una conducta patológica”, agrega Ramírez.
¿Tiene cura?
Más que buscar una "cura", el enfoque es terapéutico. Las herramientas más eficaces incluyen:
Terapia cognitivo-conductual.
Acompañamiento psicosexual profesional.
Medicamentos, en casos específicos.
Grupos de apoyo como Sexólicos Anónimos.
Cada caso debe evaluarse de manera individual, con respeto, confidencialidad y sin prejuicios. Según expertos, el tratamiento puede lograr una vida emocional y sexual sana, sin culpas ni excesos.
Un llamado a la comprensión
En pleno 2025, urge un enfoque responsable. Hablar de hipersexualidad femenina no debería ser motivo de chismes o burla, sino de empatía y educación. Las mujeres que viven con esta condición merecen ser escuchadas y tratadas, no etiquetadas ni condenadas.
Apunte final
Desde Apunte.com.do, reiteramos nuestro compromiso con una comunicación que informe, oriente y derribe mitos en temas que afectan profundamente a nuestra sociedad. La salud mental y emocional debe dejar de ser un tabú, y este es un paso en esa dirección.