Hasta hace no mucho tiempo, en España pervivía el mito de que para tener los hijos bien criados, lo mejor era enchufarles pronto al biberón. Hoy, los beneficios de la leche materna están más que demostrados por numerosos estudios científicos: aporta los nutrientes que los bebés necesitan y les ayuda a inmunizarse contra enfermedades. Sin embargo, aunque la mujer desee amamantar, el camino para conseguirlo no siempre es fácil. Solo el 18% de las madres alimenta a su hijo con leche materna en exclusiva durante los seis primeros meses de vida.
Es una cifra baja: la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que esa sea la única alimentación del 100% de los bebés hasta esa edad. La falta de información, los mitos y hábitos sociales y, sobre todo, la reincorporación de la mujer al trabajo lastran esta práctica.
No hay más que ver la caída en las cifras después de las 16 semanas de permiso de maternidad que fija la ley. Hasta poco antes de esa fecha el 52% de las madres da el pecho —en exclusiva— a su hijo, según revela la Encuesta Nacional sobre Hábitos de Lactancia —la primera que se hacen España— elaborada por la Iniciativa Mundial de Lactancia Materna (IMLM). Son el 69% si se suma a aquellas que combinan esta leche con la artificial (la llamada lactancia mixta). Aunque, siendo realistas, tampoco esa cifra está cerca de lo aconsejado por la OMS.
“La mayoría de las mujeres desean amamantar a sus hijos, pero la falta de confianza en sí mismas, la desinformación y el escaso apoyo social lo complican”, explica Marta Díaz Gómez, coordinadora del grupo español de la INLM y del comité de lactancia materna de la Asociación Española de Pediatría. “El abandono viene dado casi siempre porque las mujeres creen que tienen poca leche, que en cuanto llora el niño es porque tiene hambre. Están inseguras entre otras cosas porque no ven cuánto come el bebé, pero son mitos que hay que derribar”, dice.