SINDROME de MENIÈRE
LABERINTITIS
MAREO - VÉRTIGO
Dr. Pablo Rubén Koval
Médico Especialista
Síndrome de Menière
Laberintitis
Tanto el síndrome de Menière como la laberintitis ponen en evidencia una disfunción o pérdida de la capacidad reguladora del sistema nervioso vegetativo respecto de los mecanismos que mantienen al cuerpo en equilibrio; su causa debe buscarse en cada persona individualmente. Es decir, no existe un único síndrome de Menière o una única laberintitis, depende de cada ser singular.
La causa es habitualmente una irritación (campo interferente) del sistema nervioso ocurrida con anterioridad (meses, años), en cualquier lugar del organismo, que finalmente interfiere la capacidad de autoorganización natural. Esa irritación se mantiene en la memoria del cuerpo hasta tanto no sea corregida mediante tratamiento adecuado.
De acuerdo a nuestra forma de entender el problema, el mareo, el vértigo, el dolor de cabeza, representan el último eslabón de una cadena. Tratar el último eslabón significa tratamiento sintomático, es decir, solución temporaria, mientras reciba la medicación y sin resolución de la causa.
El segundo eslabón en esta cadena está representado por: contractura muscular disfuncional con la consiguiente rectificación cervical; artrosis, hernia discal. Tratar este segundo eslabón con anti-artrósicos, corticoides (cortisona) o relajantes musculares también es ofrecer un tratamiento que no va dirigido a la causa, es paliativo y no resuelve el problema.
El primer eslabón de la cadena suele ser un campo interferente en cualquier sitio del cuerpo que con el tiempo provoca contractura muscular y, con más tiempo aún, cambios en la calidad de los tejidos y en la forma del hueso, del disco o del cartílago vertebral. Un campo interferente puede causar síntomas de Menière o de laberintitis, en forma directa, sin provocar los cambios señalados en el segundo eslabón (ver caso clínico 2, más abajo).
El tratamiento de elección y, generalmente curativo, es el del campo interferente causal.
Síntomas y enfermedades persistentes
Campos interferentes
Los campos interferentes ejercen estímulos fuertes sobre el sistema nervioso y pueden dar lugar al establecimiento de problemas de salud persistentes o recurrentes en cualquier parte del organismo. En la misma persona pueden coexistir varios campos interferentes. La medicina clásica no reconoce su existencia.
Los campos interferentes pueden haberse desarrollado en donde, en algún momemto de la vida de la persona, hubo:
> un proceso inflamatorio o infeccioso: amígdalas (faringitis, anginas, difteria, mononucleosis, escarlatina); adenoides; senos de la cara (sinusitis); oídos (otitis); sistema nervioso central (meningitis, encefalitis); hígado (hepatitis); vesícula; páncreas; pulmón; bronquios; estómago; intestino; apéndice; riñón; vejiga (cistitis); próstata; pene (venéreas); ovarios; útero; vagina (infecciones); abscesos; úlceras; etc.
> una cicatriz por cirugía o herida en piel, mucosa, músculo, víscera, tendón o hueso (fractura).
> un traumatismo (golpe, caída, agresión física)
> problemas odontológicos: cicatrices de extracciones; una pieza desvitalizada (conducto); compromiso de la pulpa dentaria (nervio) por un arreglo profundo; granuloma; infecciones óseas residuales; quistes; odontomas; procesos inflamatorios o infecciosos presentes o pasados: periodontitis, bolsas gingivales; piezas en posición anómala, retenidas, semi-retenidas, desplazadas o inclinadas; muelas de juicio sanas sin espacio propio o en contacto con el canal del nervio mandibular; piezas embrionarias; restos de raíces; piezas utilizadas como pilares de puentes; metales (implantes, pernos, amalgamas, ganchos, prótesis); endodoncias con sobre-obturación del material de relleno que irritan el hueso subyacente; ortodoncia en adultos y trastornos oclusivos (mordida).
> la memoria corporal de una carga afectiva, emocional o daño psicológico (estrés, pérdida, abuso sexual, tortura, etc.).
> un cuerpo extraño (metal, vidrio, hilo de sutura, talco de los guantes, etc.).
Una vez eliminados los estímulos nocivos provenientes de campos interferentes, las funciones corporales recuperan su normalidad y el organismo inicia su proceso de curación. Muchas veces los cambios son rápidos.
Nuestra tarea es encontrar el origen de la irritación del sistema nervioso y resolverla. El organismo se encargará de su propia curación.
El tratamiento debería estar dirigido a la causa y no a la consecuencia; tanto los calmantes, los antiinflamatorios como los relajantes musculares tratan la consecuencia; los medicamentos tapan el problema, no lo resuelven. El uso prolongado de analgésicos-antiinflamatorios puede ser causa de importantes efectos tóxicos.
La forma de resolver un problema tan complejo no puede basarse en ocultar los síntomas. La medicina para la autoorganización mediante terapia neural, modulación neuromuscular y odontología neurofocal tiene como objeto resolver la causa.
Libro (*): "Medicina para el Ser Singular con
Dolor Persistente u Otros Problemas Complejos.
Fundamentos para la Terapia Neural Moderna." Autor: P. Koval.
Casos clínicos
(única medicación: lidocaína muy diluida)
Caso 1: Hombre de 54 años, que desde hacía 10 años sufría de vértigo, pérdida de la audición del oído izquierdo, sensación de embotamiento, pérdida de concentración y de memoria. Como antecedentes puede señalarse otitis a repetición, operación de amígdalas y de adenoides, episodios febriles en la infancia, un traumatismo en la mandíbula derecha, blenorragia en la juventud, intolerancias alimenticias y al alcohol.
El tratamiento fue dirigido a los oídos y a las cicatrices de amígdalas y adenoides. Ya tras la primera sesión el paciente obtuvo alivio notable de la sintomatología que fue desapareciendo casi en su totalidad en el curso de los meses. La persistencia de leves mareos y sensación de vacío en la cabeza se corrigió con el tratamiento del área genital (blenorragia).
Comentario: las otitis y las operaciones en garganta y nariz crearon en esta persona una fuente de irritación permanente sobre su sistema nervioso que se tradujo, con los años, en trastornos del equilibrio. La infección genital constituyó un elemento irritativo que se sumó y potenció al ya existente. Actualmente el enfermo goza de buena salud.
Caso 2: Este hombre de 40 años, conductor de taxi, comenzó con episodios diarios de vértigo que le impidieron trabajar durante varios meses. Los tratamientos con tranquilizantes y antihistamínicos (Dramamine, NR), kinesiología, etc. no le dieron resultado.
Tras un examen minucioso y después de probar diferentes posibles campos interferentes, descubrimos una pequeña cicatriz en el cuello producto de la extirpación de un quiste sebáceo unos años antes. El paciente no se acordaba de esa cirugía. El tratamiento de la cicatriz permitió eliminar el vértigo y el hombre pudo reanudar su actividad laboral normalmente.