La Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU), la principal asociación de aquel país que defiende los derechos de los consumidores, ha realizado un análisis de 14 cremas faciales de día, para diferentes tipos de piel, que aseguran reducir las arrugas. Una selección de marcas que se pueden encontrar en supermercados e hipermercados, algunas de marca blanca y otras de alta perfumería. Los resultados fueron decepcionantes. Sólo una de las cremas analizadas obtuvo un 64 sobre 100.
Las mediciones, con aparatos y análisis de imágenes para ver los cambios en profundidad de las arrugas o la hidratación, se hicieron el día 0, antes de usar las cremas, y 4 semanas después. Y cada producto fue comparado con un producto control o estándar de eficacia conocida. Se determinó que en sus publicidades y envases dicen y prometen más de lo que son capaces de cumplir. No eliminan arrugas, apenas las reducen.
Tras las pruebas de laboratorio, la OCU encontró lo siguiente:
• Sólo dos cremas reducen las arrugas comparándolas con el producto estándar. En el resto apenas se nota diferencia o está igual que el día antes de iniciar el tratamiento.
• Respecto a la hidratación, que es esencial para mejorar el aspecto de las arrugas y el cutis, hay 3 de las 14 analizadas que hidratan poco.
Otros aspectos que se valoraron en el análisis son el etiquetado y el precio. Con respecto a lo primero, todas las cremas analizadas cumplen la ley, aunque la literatura que traen está llena de promesas y reclamos que no están apoyados en evidencias científicas rigurosas. En cuanto al precio, se analizaron cremas que van desde los 3 hasta los 113 euros (desde RD$175 a RD$6,600). La OCU entiende que esta abismal diferencia de precios no está justificada, considerando que la más valorada de las 14 cremas fue la de 3 euros.
Ante tales resultados en su estudio, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), también de España, emitió un comunicado donde defiende la eficacia de las cremas antiarrugas y el rigor con el que la industria las desarrolla y pone en el mercado.
"Es increíble que se pretenda hacer creer a los consumidores que una crema básica, que legítimamente ofrece propiedades básicas, es lo máximo que la ciencia puede aportar hoy, pues evidentemente hay mucho más conocimiento científico sobre la piel y sobre la tecnología antiedad" señala Carmen Esteban, directora científica de Stanpa.
También aseguran que el precio no es un criterio que refleja la eficacia de un producto, sino el resultado de la investigación fundamental y aplicada necesarias para actuar de forma eficaz sobre los diferentes signos del envejecimiento.
Acusan de poco transparente la metodología utilizada en el estudio de la organización de consumidores española, ya que no analiza toda la realidad de la categoría de cremas antiedad. Ninguna de las cremas valoradas son iguales, ni actúan sobre los mismos signos, dicen en Stanpa.
El debate sobre la calidad de las cremas faciales antiedad en España está servido. Y aquí, ¿creen que las cremas de supermercado ganarían la batalla a las de alta gama?