La aparición de un colibrí puede significar varias cosas. Lo mejor de todo es que todas las señales que pueden dar son muy positivas.
Encontrarse con un colibrí tiene varios significados y todos ellos son positivos. Es que el hombre se ocupa desde el inicio de los tiempos de encontrarle una explicación a todo lo que no lo tiene. Biológicamente son animales fantásticos.
En ese sentido el corazón de un colibrí alcanza los 1200 latidos por minuto y sus alas logran moverse hasta 90 veces por segundo.
Desde hace siglos se relaciona a los colibríes con el equilibrio en la naturaleza. Además se los consideran mensajeros divinos y portadores de amor.
Cabe destacar que tienen una larga historia de folklore y simbolismo en las culturas nativas y e invitan a una hermosa reflexión de la vida y la muerte. Desde los mayas hasta los mexicas y las culturas nativo americanas, han sido seres muy respetados y admirados. Simbolizan alegría, sanación y adaptabilidad.
Encontrar un colibrí no es coincidencia y puede traer muchas cosas positivas, desde una dosis de alegría hasta un mensaje de un ser querido que ya no está.
Cuando un colibrí se acerca a una persona, es porque necesita sanar su corazón y liberar de la mala energía que está cargando. Toparse con ellos es un recordatorio de perseguir tus sueños y no permitir que los obstáculos te detengan.
Los colibríes incluso han sido mencionados en la Biblia como mensajeros del cielo, que empujan suavemente a la humanidad a seguir adelante y liberar la carga de las personas o cosas del pasado y que ya no pueden ser parte de sus vidas.
Una antigua leyenda maya que afirma que un colibrí aparecerá luego del fallecimiento de un ser querido, como señal de que este ha logrado llegar al otro lado y está bien. Por ello, algunas personas también los ven como señales de los ángeles.
En la mitología azteca, este pájaro representa al poderoso dios del sol Huitzilopochtli, concebido por su madre después de que ella apretó contra sus pechos una bola de plumas de colibrí “el alma de un guerrero” que cayó del cielo. Por ello nos recuerdan que las personas deben ser fuertes y hacer frente a la adversidad con la cabeza en alto, confiando siempre siempre en sus capacidades.