Hace siglos, Hipócrates dijo: Que tu alimento sea tu primer medicamento, y, desde entonces, científicos, médicos y expertos naturistas le han dado la razón.
Ciertas vitaminas, minerales, aminoácidos y oligoelementos, presentes en los alimentos que componen nuestra dieta habitual, son los responsables de que nuestro ánimo no ande por los suelos.
Vitamina C. Además de jugar un papel fundamental en los mecanismos inmunitarios del organismo, es esencial para luchar contra la depresión, ya que su carencia se traduce en una sensación de fatiga más o menos crónica y en un sentimiento de tristeza.
Arroz integral. Al ser integral contiene altas concentraciones de vitaminas B1 y B3 y ácido fólico. Además, este tipo de arroz libera la glucosa en el flujo sanguíneo de forma gradual, evitando los bajones de azúcar y con ello, los cambios de humor.
Entre los vegetales. Se recomienda el repollo, lechuga, ajo, soya, garbanzos y espárragos. Este último, considerado un poderoso calmante natural, ya que desde la antigüedad se emplea para tratar la depresión y trastornos mentales. Lo que siempre hay que evitar es: la cafeína, el tabaco y el alcohol, para tener un organismo saludable.