Los labiales mate siguen causando furor en el mundo del maquillaje. Le dan un toque de sensualidad a tu look ya que intensifican el color que estés usando y son mucho más duraderos que los labiales cremosos.
Aunque por la misma naturaleza del labial mate, esta condición puede llegar a resecar tus labios, agrietándolos y dejándolos nada provocativos a primera vista. Y si los usas en otoño o en invierno, peor será el resultado.
La piel de los labios es una de las más sensibles del cuerpo y es una de las zonas más expuestas a los agentes externos, por lo que su cuidado debe ser el triple.
Te presentamos 4 consejos para usar labiales mate sin resecar tus labios
Con aceite de coco y azúcar moreno podrás eliminar de tus labios cualquier impureza o piel muerta. También si utilizas una mezcla de miel, aceite de oliva y azúcar moreno. De esta manera, lucirán más suaves y saludables a la vista, a la vez que activarás la circulación en la zona.
De noche es importante aplicar un tratamiento labial humectante, de ser posible, en formato de aceite. Pero puedes hacer un humectante natural a base de aguacate: extra la pulpa, machácala bien y añade aceite de oliva. Mezcla hasta formar una mezcla homogénea y aplícatela en los labios con movimientos circulares. A los 20 minutos, retira la mezcla con agua fría.
Bálsamo antes de maquillarte
Si bien es importante aplicar tratamientos humectantes en la noche para cuidar la salud de tus labios, es indispensable aplicar un bálsamo antes de maquillarte. Antes de pintar tus labios, hidrátalos con una barrita de aceite de cacao. Esto preparará tus labios y despreocúpate, no arruinará tu labial mate.
Usa un desmaquillante bifásico
Los labiales mate suelen ser muy difíciles de retirar con un desmaquillante común y corriente, por eso es recomendable usar uno bifásico, compuesto por un líquido acuoso y otro oleoso. La combinación de ambos, te ayudará a desmaquillarte a profundidad y no dejará rastros de labial mate en tus labios. Es el más indicado para maquillajes y productos a prueba de agua o de larga duración.
Fuente: Nueva Mujer
