Pilates es un ejercicio parecido al yoga pero se enfoca en el centro de tu cuerpo (el abdomen, oblicuos, espalda baja, muslos internos y externos, glúteos y así sucesivamente).
Por esta razón, el pilates desarrolla mucho de lo que los atletas necesitan (fuerza, flexibilidad, resistencia muscular, coordinación, balance, y buena postura), con un menor riesgo de sufrir lesiones que otras formas de ejercicio.
Esta disciplina enfatiza una forma correcta, en vez de ir directamente a quemarte. Con tantas variaciones y progresiones de ejercicios, se te va a hacer difícil aburrirte con pilates.
Los movimientos en Pilates requieren que virtualmente involucres a tu cuerpo entero.
A veces, podrás tratar de fortalecer un músculo mientras estiras otro. Los movimientos necesitan mucha concentración; no puedes sencillamente ir por los movimientos como lo haces en los equipos de un gimnasio. Por lo tanto, de cada movimiento que pienses que dominas, pilates tiene otra versión diferente y más difícil.
Piensa en un movimiento que se llama “rodar como una pelota”: te balanceas desde tu extremo posterior, ruedas hacia atrás, y luego ruedas nuevamente hacia la posición balanceada. Este movimiento requiere buen balance de fuerza abdominal y de espalda baja y es engañosamente difícil.
El pilates te enseña a pensar sobre cómo usar tus músculos durante tu ejercicio, para que puedas usarlos mejor en tu vida diaria. Por ejemplo, como muchos de sus enfoques van hacia la buena postura y la mecánica del cuerpo, te levantas y te sientas más alta y caminas con más gracia.
Existen muchísimos estudios que ofrecen clases en el país, y el crecimiento continúa. Los instructores de método pilates oficial deben completar un entrenamiento riguroso que incluye más de 600 horas de prácticas. Otras ramas del pilates han creado sus propias certificaciones, que pueden o no, ser igual de rigurosas.
Para encontrar un buen instructor de pilates, vas a tener que confiar en tu propio juicio y recomendaciones de gente conocida.
Fuente: ViviSaludable