Los gestos que ponemos cuando tenemos un orgasmo

Desafortunadamente, no existen demasiadas investigaciones científicas que se hayan molestado en determinar como es nuestro rostro de placer.

Y lo estudios sobre el comportamiento sexual sí han podido medir los cambios en los niveles hormonales o en nuestra frecuencia cardíaca, pero no en nuestros caretos.

Hasta ahora, y la innovación viene precisamente de investigadores españoles.

A menos que te hayas grabado en vídeo o cuentes con un buen espejo panorámico en tu habitación, es bastante probable que no tengas ni idea de qué cara es la que pones cuando llegas al clímax. Acostumbramos a ver los gestos y miradas de actores y actrices –no solo porno– mientras mantienen ficticias relaciones sexuales e intuimos que debemos hacer algo parecido, pero la realidad, una vez más, supera la ficción.

No nos mordemos el labio ni miramos a los ojos a nuestro acompañante fijamente mientras alcanzamos el orgasmo a la par –algo bastante anodino y de lo más común en las películas–, en realidad, nuestros rostros se embrutecen e incluso podemos llegar a poner lo que comúnmente se conoce como 'cara de vinagre'.

Estas expresiones podrían reflejar la liberación de la tensión muscular al acercarse el orgasmo

Científicos de la Universidad de Autónoma de Madrid encontraron la manera para que podamos vernos las caras, o al menos, aproximarnos a imaginar qué hacemos durante el éxtasis final.

Para ello analizaron 100 vídeos sexuales –cedidos voluntariamente por personas que quisieron participar subiendo sus grabaciones a una web dispuesta para el estudio– en los que podía percibirse perfectamente lo que ocurría en los rostros de las personas protagonistas cuando llegaban al orgasmo.

Según los investigadores, las caras más comunes que pone la gente cuando llega al clímax se traducen generalmente en estas expresiones faciales.

Las intensas miradas pasionales tan visionadas en escenas de sexo fílmicas, para la inmensa mayoría de nosotros se cierran en banda en la vida real. Cerca del 92% de los protagonistas de los vídeos analizados cerraban los ojos, lo que sitúa a este gesto como el más común cuando tenemos un orgasmo. ¿Descarga de tensión o hay algo que no queramos ver?

Apretar la mandíbula

Si no lo has vivido en propias carnes –más bien, dientes–, probablemente lo hayas podido ver en tu compañero de cama. Y es que el 67% aprieta los dientes cuando llega al clímax y tensa la mandíbula. De hecho, algunos rostros pueden llegar a asemejarse más a los de un perro de raza pequinés que a los de un humano que goza.

Fruncir el ceño

Aunque comúnmente esté relacionado con un gesto de enfado o incredulidad, el 48% solemos fruncir el ceño o bajar las cejas cuando llegamos al orgasmo. Claro que también es habitual que realicemos este gesto cuando estamos muy concentrados en algo, lo cual explicaría la bajada de cejas y tensión en los músculos de la frente en ese último esfuerzo por alcanzar la meta.

Separar los labios

No se trata tanto de abrir la boca como de demostrar con nuestros morros que estamos sintiendo mucho placer, y esto lo hacen el 44% de las personas cuando están alcanzando el clímax. Los labios tienen cantidad de terminaciones nerviosas conocidas como la región mucocutánea. De hecho, en el caso de las mujeres, las sensaciones que pueden producirse en sus labios y boca son similares para su cerebro a las provenientes de la parte externa de la vulva, los pezones o el clítoris. Incluso algunas son capaces de disfrutar de lo que se conoce como orgasmos orales, claro que requiere de bastante dedicación y un alto grado de concentración.

'¿Te está gustando?', porque parece que no

Quizás no la más frecuente, pero sí una de las preguntas más pronunciadas durante una relación sexual sea aquella en la que se cuestiona al acompañante si realmente se lo está pasando bien –se entiende, para ponerle solución si recibimos una negativa–, y no es de extrañar al ver los poco placenteros gestos que les demostramos.

Pero, ¿por qué ponemos estas caras que parecen más expresiones de dolor que de placer? “Porque en ese momento tenemos cero control sobre nuestros músculos faciales”, explica Julie Stewart en 'Men's Health', quien recalca que “por eso nos resulta tan extraño conocer la cara que en realidad ponemos”.

No nos molesta, al contrario, pero nuestro cerebro lo demuestra con señales externas de lo más parecidas a cuando algo nos desagrada

Lo que ocurre durante un orgasmo influye bastante más allá de nuestra entrepierna. En ese momento se activan muchas de las regiones del cerebro que también lo hacen cuando sentimos dolor, de ahí que cuando estamos excitados frunzamos el ceño o separemos los labios exhalando. No nos molesta, al contrario, pero nuestro cerebro lo demuestra con señales externas de lo más parecidas a cuando algo nos desagrada.

Tal y como explicaron José Miguel Fernández Dols, Pilar Carrera y Carlos Crivelli, autores principales del estudio, “algunas de estas expresiones podrían ser reflejo de una liberación de tensión muscular al acercarse el orgasmo”. Además, los investigadores encontraron que estos gestos no son excluyentes, es decir, que a menudo se combinan varios durante un orgasmo siendo el más común el combo mandíbula apretada y ojos cerrados (observado en el 36% de los casos).

Fuente: El Confidencial

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