Lo que NUNCA debes cenar si quieres perder grasa (según los expertos en fitness)

Lo que jamás debes cenar si quieres perder grasa (según los expertos en fitness)

además de hacer ejercicio a diario, los expertos de Infinit Fitness nos aconsejan sobre la alimentación adecuada para que nuestro entrenamiento sea aún más efectivo.

Seguro que a estas alturas del verano ya te han entrado las prisas por perder esos kilos de más que todos los años se te resisten.

Como siempre te decimos, hacer deporte es la mejor manera de mantenernos en forma durante todo el año, pero, además, si llevamos una alimentación adecuada podremos hacer que nuestro entrenamiento sea mucho más efectivo a la hora de deshacernos de los michelines. Y es que hay algunos trucos muy sencillos que conviene saber.

Por ejemplo, la hora en la que haces deporte o los alimentos que tomas en la cena van a influir (y mucho) en los resultados de tu entrenamiento.

El motivo es muy sencillo: si entrenamos por la tarde-noche, nuestras necesidades nutricionales van a ser diferentes a si lo hacemos a las ocho de la mañana y, por tanto, deberemos de cuidar especialmente la cena. Así, nuestro entrenador con esta información podrá hacer maravillas con nuestras rutinas.

Cómo debe ser tu dieta según la hora a la que entrenas

Entrenamiento a primera hora. Aquí sería prudente consumir algún tipo de proteína a media mañana y hacer una comida que tuviera un 30% de hidratos + verdura + proteína.

Entrenamiento a la hora de comer. Es el más habitual entre todos los que tenemos horario de oficina. Aquí conviene comer un 40% de hidratos después del entrenamiento, una proteína limpia, una pieza de fruta e hidratarnos correctamente.

Entrenamiento por la tarde. Si terminamos de entrenar antes de las ocho de la tarde, lo ideal es esperar a cenar para recuperar energías. De lo contrario, se nos juntarán merienda y cena, y es justo lo que queremos evitar.

Entrenamiento de noche. Este es el estadio más delicado, ya que desde que terminamos de entrenar hasta que nos acostamos, tampoco pasan tantas horas y es probable que nos vayamos a la cama con la digestión a medio hacer. Lo ideal es consumir alimentos fáciles de procesar por nuestro cuerpo (verduras, ensaladas, pescado a la plancha…) y usar el desayuno del día siguiente para cubrir el déficit de hidratos con un poco de fruta, cereales, una tostada…

Independientemente de la hora a la que entrenemos, lo ideal es llegar a la cena sin voracidad, es decir, merendando algo que nos quite el hambre y sirva de cortafuegos.

Si incluimos una merienda (un sándwich, un yogur, una pieza de fruta o barrita de cereales…), nos resultará más fácil hacer una cena ligera con una elección lógica y razonada de los alimentos.

Grasas. Parece una obviedad, pero conviene recalcar que se debe evitar cualquier fritura, rebozado, harinados o similares; ya que son platos muy calóricos para este momentos del día en el que ya nos estamos preparando para ir a la cama. El cuerpo no va a hacer nada para quemarlo y lo almacenará como fuente de energía.

Hidratos. Por hidratos entendemos: arroces, patatas, pasta, pan, cereales, galletas y todo lo que lleve algún tipo de harina en su elaboración. Es mejor tomarlos en cantidades moderadas.

Embutidos y fiambres. Cenar entremeses no es tan buena idea como creemos. Son fuentes de grasas y aportan calorías de mala calidad que hacen que engordemos rápidamente.

Refrescos y otras bebidas. Lo ideal es cenar con agua, entendemos que al final del día pueda apetecer un refresco de cola o, incluso, una cerveza, sin embargo no es la mejor idea del mundo. El alcohol y las bebidas con burbujas engordan… Es la realidad.

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