Una pose clásica en el sexo, el misionero secretamente es odiada por los hombres, porque los fatiga y pone en evidencia su falta de imaginación para practicar nuevas posturas (o lo mal que le salen si lo intentan).
Descubre las 10 razones por las que tu pareja prefiere evitar esta pose sexual.
1. Les quita visibilidad
A los hombres al contrario que las mujeres, les gusta observar todo durante el sexo, sin embargo, esta pose los limita y solo les ofrece un solo punto de atención el rostro de sus parejas.
2. Resalta algunos defectos
Tener el rostro de su pareja a escasos centímetros, las hace fijarse en sus imperfecciones, e incluso puede ser insoportable se tiene mal aliento.
3. Ellos hacen todo
Con los años se pierde vitalidad y la pose del misionero requiere que la persona que va encima haga un mayor esfuerzo, por eso ellos prefieren una pose menos cansada.
4. Esta predeterminada
Practicar siempre la misma rutina sexual quita vitalidad y atracción al encuentro sexual. Los hace sentir aburridos y poco imaginativos sexualmente.
5. Los pone en situaciones vergonzosas
Por el calor del encuentro y la actividad misma, se produce una sudoración excesiva que se vuelve incomoda al ver como las gotas de sudor caen sobre la cara de su pareja.
6. No es lo que esperan
Cuando los hombres se imaginan teniendo sexo, no se ven a sí mismos haciéndolo de misionero, por eso hacerlo durante el encuentro real les resulta decepcionante.
7. Les incomoda el contacto visual
Al tener sexo es normal hacer expresiones faciales que pueden resultar graciosas. Sin embargo, algunos hombres no desean mostrarse así con su pareja y no se deciden si besarla, enterrar la cara en el cuello o mirar a otro lado.
8. Tener que escucharla muy de cerca
Escuchar los gemidos de las parejas es muy estimulante, sin embargo, ante la proximidad de las cabezas o al tener la cara en el cuello, sus gemidos pueden ser gritos que al final le causen un dolor de cabeza.
9. Pensar en eso los deprime
La gran mayoría espera que su encuentro sexual sea como en las películas para adultos, pero lo cierto es que el movimiento es repetitivo, incómodo y si no fuera por el orgasmo final hasta poco divertido. Lo peor para algunos, es que mientras más intentan variar, se dan cuenta que se sienten más cómodos en esta pose, porque con otras no la atinan y se hace evidente su inexperiencia.
10. El manejo de su cuerpo
Algunos hombres les pasa que no saben qué hacer con sus brazos, tienen la sensación de que están haciendo planchas. Otros optan por aferrarse a la cabecera de la cama, y en último caso, abrazar a su pareja, lo que también les dificulta los movimientos.