Cuando una mujer está embarazada, muchos aspectos de su vida cambian.
Si bien no hay ningún medicamento que pueda considerarse seguro al 100%, hay algunos que sí están permitidos y son los más recomendados.
De todos modos, hay que tener presente que los fármacos siempre deben ser prescritos por un médico, quien evaluará cada caso y la relación riesgo –beneficio.
Se buscará además tomar la mínima dosis posible.
Vale recordar que los químicos usados en los fármacos pueden atravesar la placenta y llegar al feto. Por lo tanto, habrá que tratar siempre de tomar solo lo estrictamente necesario, y ser muy prudentes al respecto.
Durante la gestación sólo se suele recetar paracetamol cuando de un analgésico se trata. Dentro del abanico de posibilidades de los antihistamínicos, Dimenhidrato, Doxilamina, Dexclorfenamina y Clorfenamina.
La amoxicilina, cloxacina, ampilicina, penicilina, clindamicina y cefalexina, son algunos de los antibióticos que se pueden emplear, en mayor o menor medida, durante la gestación. Siempre, como hemos dicho, bajo la supervisión médica.
El aciclovir es un antivírico incluido en la lista, así como los antifúngicos clotrimazol y nistatina. Toresemida, amilorida y metildopa son medicamentos cardiovasculares viables durante esta etapa de la mujer.
También se incluyen en el listado las vitaminas A, E, C, D, B1, B6, B12 y ácido fólico, y los minerales como hierro, yodo y calcio.
Los fármacos se pueden clasificar en tres grandes grupos
• Fármacos precisos, sin cuyo uso el embarazo no prosperaría (por caso, la insulina en una embarazada con diabetes 1).
• Fármacos que disminuyen riesgos al tratar las enfermedades, aunque sean leves (como el tratamiento con paracetamol cuando se presente fiebre de 38,5º o más, lo que supone un alto riesgo para el embrión y/o feto).
• Fármacos que previenen riesgos (como el ácido fólico, que previene la aparición de varias malformaciones, de aquí que siempre se les indique a las mujeres embarazadas).