El veneno de la Hormiga de fuego podría servir para tratar la psoriasis

La psoriasis está reconocida por la Organicación Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad crónica grave.

Es una condición dolorosa, desfigurante y no transmisible, que puede afectar a la piel, las uñas y las articulaciones, e incluso algunos pacientes desarrollan artritis inflamatoria crónica (artritis psoriásica) que conduce a deformaciones de la articulación y discapacidad.

Por si esto fuera poco, las personas que la padecen también están en mayor riesgo de desarrollar otras condiciones clínicas graves como las cardiovasculares. Y pese a que afecta a unos 125 millones de personas en todo el mundo, aún no tiene cura.

Ahora, científicos de la Universidad de Emory (EE.UU.) han descubierto que los compuestos derivados del veneno de la Hormiga de fuego (Solenopsis) podrían usarse para dar lugar a nuevos tratamientos.

La investigación, publicada en Scientific Reports, muestra que la solenopsina (el alcaloide que constituye el principal componente tóxico en el veneno de estas hormigas) tiene un fuerte parecido químico a las moléculas lipídicas llamadas ceramidas, que protegen la piel.

Estudio. Las ceramidas mantienen la función de barrera de nuestra piel ayudando a la epidermis a retener la humedad y repeler a los microorganismos, por lo que se usan en una variedad de medicamentos cutáneos tópicos, incluyendo los que tratan el eccema.

Pero estas sustancias tienen un problema: en algunas circunstancias, la molécula puede degradarse en lo que se llama esfingosina-1-fosfato (S1P), un compuesto que promueve el crecimiento celular, pero que también puede conducir a la inflamación.

Y es aquí donde se hace útil el veneno de la Hormiga de fuego. Tras observar las similitudes moleculares entre las solenopsinas y las ceramidas, el equipo desarrolló dos análogos del ingrediente de veneno que parecían ceramidas, pero que no tenían la capacidad de convertirse en S1P. Para probarlos, los mezclaron en cremas para la piel (cuyo 1% lo constituía la molécula activa) y se aplicaron a los ratones criados para tener una piel similar a la psoriasis.

Resultados. Después de 28 días de tratamiento, los animales tratados mostraron disminuciones en el grosor de la piel (aproximadamente 30%) en comparación con el grupo de control, y exhibieron alrededor del 50% menos de células inmunitarias que contribuyen a la acumulación de la condición de escamas y de la picazón en la piel.

Además, el compuesto mostró resultados prometedores en las células inmunitarias de los ratones en cultivo y disminuyó la actividad de algunos genes que sobreactivan a causa de algunos de los tratamientos actuales para la psoriasis, tales como esteroides y luz ultravioleta.

Aunque no existen garantías de que los mismos efectos restaurativos tengan lugar en la piel humana, los investigadores aseguran que la investigación futura está justificada.

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