Las hemorroides son un tema sobre el cual apenas se habla, pero que afecta a muchas personas. Además, para ser exactos, todos tenemos hemorroides (denominadas popularmente almorranas).
Anatómicamente, las hemorroides son plexos, cojinetes o almohadillas de tejido submucoso donde están contenidas las vénulas y arteriolas del conducto anal. Solo son patológicas cuando el flujo de sangre en esta zona de vasos sanguíneos se interrumpe.
Se habla de enfermedad hemorroidal cuando hay dilataciones varicosas de las venas hemorroidales.
La consecuencia de estas hemorroides agrandadas son inflamaciones parecidas a nudos en la mucosa anal, que conllevan molestias como picor, dolor, exudado o sangrado de la región anal.
Se estima que más del 50% de las personas mayores de 30 años tienen hemorroides engrosadas que les producen molestias, lo que se llama padecer de enfermedad hemorroidal.
En el lenguaje cotidiano se emplea simplemente el término de hemorroides, aun cuando uno se refiere a la enfermedad hemorroidal.
No solo la gente mayor se ve afectada por este engrosamiento de las hemorroides, sino también muchos jóvenes
Las hemorroides con un leve engrosamiento o inflamación no pueden ser vistas ni palpadas por el médico. En estadios más avanzados, las hemorroides sobresalen por el canal anal.
Durante el momento de la defecación, y debido al aumento de presión, aparecen para desaparecer después. Al suceder esto, las hemorroides pueden quedar atrapadas en el ano, lo que produce intenso dolor. En una posterior evolución, la hemorroide está permanentemente en el exterior y solo se pueden reintroducir mediante presión por el dedo, o incluso llegan a ser imposibles de reducir.
El síntoma típico de las hemorroides engrosadas es el sangrado no doloroso de color rojo vivo en la zona anal.
Los pacientes ven habitualmente sangre en el papel higiénico. Además, se añaden molestias como picor, ardor, manchado y sensación de vaciamiento incompleto del intestino.
Las causas para la inflamación de las hemorroides son múltiples. Van desde el estreñimiento con aumento del esfuerzo al defecar, hasta el sobrepeso, una dieta inadecuada y una debilidad congénita del tejido conectivo.
Hacer mucho ejercicio y llevar una dieta equilibrada y rica en fibra, puede ayudar a tener deposiciones blandas y regulares, lo que reduce los síntomas que producen las hemorroides.
Las pomadas para el tratamiento de las hemorroides y los supositorios que reducen la inflamación pueden ayudar con los síntomas leves.
Si el problema es mayor, los vasos sanguíneos afectados y el tejido inflamado circundante deben ser esclerosados (tratamiento esclerótico, coagulación mediante infrarrojos), ligados o eliminados quirúrgicamente.
Evitar el sobrepeso. Cuanto más grave sea el sobrepeso mayor es la presión a la que se somete a la zona anal, un factor de riesgo para el aumento de las hemorroides.
¿Quieres saber más sobre las hemorroides?
Cómo prevenir las hemorroides. Las hemorrroides son dilataciones de las venas hemorroidales localizadas en la zona del recto y el ano.
Son frecuentes y afectan al 50% de las personas de más de 30 años. Los síntomas son picor, sangre en las heces o fisuras anales. Las hemorroides en muchos casos de pueden prevenir.
Escuchar al cuerpo. Es importante no reprimir la necesidad de defecar durante mucho tiempo porque puede contribuir a la aparición de las hemorroides.
Cuando es necesario. Por otra parte, ve al baño solo cuando realmente sientas necesidad de defecar y no cuando pienses que vuelve a ser la hora de ir.
Cada persona tiene su propio ritmo o sus necesidades.
Tiempo suficiente. Tómate el tiempo que necesites y relájate. Tampoco te quedes más tiempo del necesario en el servicio. De lo contrario, se ejerce una presión continua e innecesaria en la zona anal.
No hacer fuerza al defecar. Procura no hacer demasiada fuerza cuando vayas al servicio porque sino se somete a la zona anal a una presión alta que favorece el aumento de las hemorroides.
Alimentación sana. Llevar una dieta equilibrada y variada rica en productos frescos como las frutas y las verduras es fundamental para mantener un correcto tránsito intestinal y prevenir las hemorroides.
Hidratación correcta. Es importante beber mucho líquido, preferiblemente agua mineral, infusiones de frutas y de hierbas o zumos de fruta naturales.
Ejercicio físico. El ejercicio regular también favorece la defecación. Son apropiados los deportes que no cargan el suelo pélvico como andar, nadar o montar en bicicleta.
Evitar el sobrepeso. Cuanto más grave sea el sobrepeso mayor es la presión a la que se somete a la zona anal, un factor de riesgo para el aumento de las hemorroides.