La cronicidad de las enfermedades reumáticas, los tratamientos que tienen que seguir o los cambios que afectan al cuerpo, en general, tienen un impacto en la calidad de vida de los pacientes y son temas que estos comentan con sus especialistas durante las visitas periódicas.
Sin embargo, en la atención del paciente reumático hay una asignatura pendiente a la que no se le dedica la atención adecuada: la sexualidad.
Estos temas no suelen ser abordados habitualmente en las consultas y tampoco se contempla en los cuestionarios utilizados para valorar la calidad de vida.
“Existen barreras por parte de los pacientes para hablar de sexualidad por inseguridad para exponer el problema, miedo de un posible juicio negativo por parte del médico o creer que nada se puede hacer por los problemas sexuales”, afirma Montserrat Romera-Baures, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y miembro del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Bellvitge, en Barcelona.
“Es fundamental mantener un diálogo abierto con la pareja sobre los sentimientos, los deseos, los juegos y las necesidades sexuales. Hay que reconocer la importancia de los mimos, las caricias y cualquier contacto físico. También hay que tener en cuenta los deseos de la pareja”, añade.
Romera-Baures especifica que se han descrito problemas sexuales específicos en diferentes enfermedades reumáticas como son la artritis reumatoide, la artropatía psoriásica, el síndrome de Sjögren, el lupus eritematoso sistémico, la esclerodermia, la espondilitis anquilosante o la artrosis de cadera.
“En las mujeres con síndrome de Sjögren, la sequedad vaginal o la inflamación local (vaginitis) puede producir coito doloroso (dispareunia) en el 40 al 50 por ciento de las pacientes. Pero también puede existir dispareunia en la esclerodermia, en la artritis reumatoide y en el lupus eritematoso sistémico.
En la esclerodermia y en el fenómeno de Raynaud, la esclerosis de los dedos y las úlceras digitales pueden interferir en el tacto y la estimulación sexual. Las lesiones psoriásicas en los genitales pueden dificultar las relaciones sexuales. Los hombres con espondilitis anquilosante, lupus eritematoso y artritis reumatoide refieren episodios de impotencia, disfunción eréctil y disfunción testicular”, enumera.
Las causas de que aparezcan estos problemas sexuales son diversas; por un lado, si la enfermedad está en una fase de alta actividad y aparecen dolor, fatiga y rigidez es frecuente que el deseo sexual disminuya. Por otro, tal y como especifica la experta, los pacientes suelen presentar alteraciones en su imagen corporal por culpa de las deformidades.
Esto puede implicar una pérdida de la autoestima y llevar a una disminución de la satisfacción sexual. “El dolor durante las relaciones, la disfunción eréctil y la dificultad en ciertas posiciones son cuestiones físicas relacionadas también con la sexualidad que pueden presentarse en los pacientes con enfermedades reumáticas. Todo ello puede generar una pérdida de interés y una disminución en la frecuencia de las relaciones sexuales”, apostilla.
¿Qué podemos hacer para mantener una buena salud sexual?
Romera-Baures indica que estos problemas tienen solución en la mayoría de los casos y que introducir algunos cambios en el día a día pueden ayudar a mejorar la situación.
Para empezar, las parejas deben ajustar la actividad sexual de acuerdo con el deseo y la condición física del paciente.
Planear la actividad sexual para el momento de mayor energía del día, cuando la enfermedad cause menos molestias, también puede favorecer las relaciones.
Además, estar descansado y relajado, dormir la siesta antes de la actividad sexual y tomar medicación para el dolor 30 minutos antes de la actividad sexual, también son otros consejos que pueden ayudar a los pacientes. Por último, la especialista recuerda que hay que evitar el tabaco y el consumo de alcohol.
Otras recomendaciones son:
Evitar las temperaturas frías: conviene tomar una ducha o baño caliente y utilizar una manta eléctrica para mantener una temperatura agradable.
Intentar buscar el placer en el entorno: las sábanas de satén en la cama, encender velas aromáticas y reproducir música pueden crear un ambiente que propicie las relaciones.
Utilizar distintas posiciones sexuales: los pacientes deben buscar las que sean más adecuadas para evitar el dolor y/o usar almohadas para estar más cómodos.
Usar gel lubrificante íntimo ayuda a disminuir molestias durante las relaciones.